Hace poco más de un año inicié la escritura de este blog con dos propósitos. El primero era externar muchas ideas y pensamientos que se habían anudado a lo largo de años, darles una salida, como una forma para yo mismo entenderlos y para ir dejando un registro de ello y de esa manera evitar el mismo error que había cometido antes, el error de olvidar. El segundo propósito era tomar disciplina en la escritura. Desde hace diez años tengo la pretensión de escribir literatura y a pesar de haberlo hecho y de cursar un diplomado en la sogem, en un ejercicio de honestidad confieso que ha sido muy poco el tiempo que he dedicado a escribir tras terminar dicho diplomado.
Haciendo una evaluación, puedo decir que ambos objetivos han sido alcanzados con respectivas salvaguardas. Por un lado he escrito más de lo que acostumbraba, si bien no se trata de ejercicios de creación, de cosas que en algún momento pensaría en publicar. Por otro lado, el ejercicio de externar sentimientos e ideas se convirtió en una buena fuente de conocimiento propio.
Hace un año no hubiera imaginado que este espacio me brindaría éstas y más satisfacciones, una de las cuales es darme cuenta que el blog es visitado por personas que no conozco, desde latitudes lejanas. Hace un año no pasó por mi cabeza que habría personas, además de quienes me son cercanos, que podrían interesarse en leer lo que escribo, en oír en sus propias voces las ideas que recorren mi cabeza.
Hoy es gratificante saber que el espacio lo comparto con más personas que las que conozco e imagino. Es bueno saber que en este camino virtual también encuentro personas que recorren su propio sendero, de alguna forma paralelo al mío, y que en su búsqueda, las palabras que surgen por mi propia experiencia, pueden tener cierto eco.
Gracias. Seguimos aquí.
Haciendo una evaluación, puedo decir que ambos objetivos han sido alcanzados con respectivas salvaguardas. Por un lado he escrito más de lo que acostumbraba, si bien no se trata de ejercicios de creación, de cosas que en algún momento pensaría en publicar. Por otro lado, el ejercicio de externar sentimientos e ideas se convirtió en una buena fuente de conocimiento propio.
Hace un año no hubiera imaginado que este espacio me brindaría éstas y más satisfacciones, una de las cuales es darme cuenta que el blog es visitado por personas que no conozco, desde latitudes lejanas. Hace un año no pasó por mi cabeza que habría personas, además de quienes me son cercanos, que podrían interesarse en leer lo que escribo, en oír en sus propias voces las ideas que recorren mi cabeza.
Hoy es gratificante saber que el espacio lo comparto con más personas que las que conozco e imagino. Es bueno saber que en este camino virtual también encuentro personas que recorren su propio sendero, de alguna forma paralelo al mío, y que en su búsqueda, las palabras que surgen por mi propia experiencia, pueden tener cierto eco.
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