Esta es una de esas veces en que quiero escribir pero me sale nada. Me distraigo con cualquier cosa. Veo la pantalla o la hoja blanca y escucho. Escucho música, evoco imágenes, pero rehuyo a escuchar los sonidos de mi corazón. Es más difícil hablarse con la verdad, y muchas veces me viajo, me disipo, me perdono: hoy no, sólo por hoy me dejo en paz. Y sin embargo, ese sólo por hoy, fue ayer y será mañana. Y la vida parece estática, casi sin sentido, pero al mismo tiempo por alguna razón que no puedo comprender sigo respirando. Quiero suponer que si no fuera necesario que siguiera otro rato por acá, hace mucho hubiera alcanzado el techo de otra catedral (todo mexicano guarda algo de estilo dramático). En fin, cosas que no entiendo, como mi inmensa terquedad de llenar los espacios en blanco con palabras, con imágenes y recuerdos como para asegurarme, para recordarme, para reiterarme, ¡carajo! para convencerme de que he estado aquí.
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