Estas semanas no he tenido tiempo de escribir aquí ni en ningún lugar. La premura de asuntos pendientes, la rápidez del tiempo y ahora el cansancio son algunas de las razones que me alejaron del blog y la escritura en general.
Hoy la enfermedad reaparece y mis ánimos no son tales, sino acaso un intento por no dejar de hacer algo, por continuar con una idea y una forma para mi vida, por escribir aunque sea algo sin sentido y dejar mi voz fluir.
No hay más que decir. Quiero tiempo, necesito tiempo, como diría Benedetti. Sí, ese tiempo que no se escapa entre las manos por la sencilla razón de que nunca lo poseemos. La posesión de lo imposible, un motivo que ha dirigido mi vida muchas veces. Y vengo a darme cuenta y a ponerlo de manera clara escribiendo sin sentido.
El día ha valido la pena.
2 comentarios:
todos los dias valen la pena mi estimado , y la verdad de esos dias es lo unico que interesa , vivir , pensar y actuar es lo que nos separa de los muertos
Pues eso de los muertos es relativo, pero tienes razón, todos los dias valen la pena, la cosa es verlo, respirar, darse cuenta que estamos aquí y existimos.
Un abrazo
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