A veces uno siente que el mundo se le viene encima. A veces, de verdad, uno siente el peso del mundo sobre los hombros. O que todo se viene abajo. Hoy me ha pasado. Y a punto estaba de permitirme, al menos por este día o siquiera por unas cuantas horas, darme por vencido. Debilitado me siento, sin mucho ánimo para nada, ni para quejarme ni para escribir con corrección. Sin embargo, cuando me disponía a escribir algo más parecido a un epitafio o una despedida que a una explicación, recordé esta canción. Vaya que es de esas que me ayudan a resistir. Vaya que me hace falta ir a un concierto de Delgadillo nomás para ver qué tanto a cambiado. Vaya que al menos por hoy dejaré de pensar en los más altos campanarios y no miraré con cariño las navajas...
2 comentarios:
Un abrazo, aunque no parezca, estoy cerca mi estimado.
Tu comentario se había quedado guardado. Lo sé, muchacho, muchas gracias.
Abrazo. :)
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