Hoy he recordado que a esta hora en un día como este hace seis años estaría saliendo de la sesión con mi psicoterapeuta y encaminándome hacía esa tortería que he frecuentado desde que tenía tres o cuatro años de edad, donde pensaría silencioso en el curso de mi insípida vida, en contraste y con el apoyo de la degustación de una torta cubana y un agua de limón con chía.
No añoro esos tiempos, pero daría casi lo que fuera por la oportunidad de salir en este momento del trabajo para ir a ese lugar y comer ya sin preocupaciones.
En la imagen, para quien se interese, no soy yo, sino Bradley Cooper en Silver Linings Playbook, una película que vi hace un par de semanas y cuyo personaje me recordó varias cosas de mí en aquella época...
2 comentarios:
Genial que el personaje salga a correr con una bolsa de basura, genial ese amor que lo alimenta y a la vez lo destruye. / Yo conozco las tortas La Castellana, que están ahí por el metro Barranca del Muerto: deliciosas, y también son de mi infancia. Un abrazote.
¡Qué bueno que ya viste la película, muchacho! Espero que la comentemos pronto. Creo que La Castellana es conocida. Aunque a mí me queda la duda acerca de cuál es la original, pues hay dos muy cercanas en esa zona. Ya me dirás. Abrazote.
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