Mi ídolo aparece en un periódico hablando de cosas que a
casi nadie le importan. Sale en una foto quizá poco afortunada, o poco editada,
o poco planeada. Detrás del armazón de pasta se adivina el inicio de
estrabismo, o quizá un defecto producto de las horas de lectura: horas que
suman días, meses, quizá años. Tal vez sólo pasó una mala noche. Por lo demás viste
una camisa sin corbata, una chamarra de cuero, nada de última moda. Tiene el
ceño fruncido, como todos los que nos hacemos preguntas. Difiere de la gente que
copta portadas y pasarelas. No es millonario ni lo persiguen multitudes. Es novelista
y escribe de puta madre. Eso es todo. Nada más...
2 comentarios:
Wow! Buena adivinanza. Pero a pesar del misterio el tipo me ha caído a todo dar: se percibe auténtico. A ver si luego lo “presentas”. PD: Chido eso de que la gente con el seño fruncido se hace preguntas. En tal caso creo que yo ya tengo una deformidad entre ceja y ceja.
Sí, nuestra frente además de crecer se deforma. Ya te pasaré algo de él, sin duda, hermano.
Publicar un comentario