Desde la semana pasada debo una reseña del concierto de Calamaro, la cual comparto a continuación junto con otra del motorokrfest.
1. Calamaro
El lunes pasado asistí por primera vez en mi vida a ver a Andrés Calamaro en concierto. Es poco lo que pueda decir y sienta que transmite la emoción, el júbilo, la algarabía de ver a uno de mis cantautores favoritos en escena. Esperado por muchos años y por muchos seguidores, el concierto del Salmón no decepcionó, antes bien dejó con ganas de más a la audiencia.
Pasé frente al Auditorio poco antes de las 5 pm (tres horas y media antes del concierto) y ya había puestos de playeras y alguna que otra persona. Cuando por fin arribamos Mariana y yo, más o menos dos horas después, por el Auditorio comenzaba a fluir la gente que iba al concierto. Buscamos alguna playera, pero ninguna nos agradó y decidimos entrar. La espera fue corta, más por la compañía que por el tiempo, y más pronto de lo que pensamos se apagaron las luces para dar paso a la música de El salmón, que inmediatamente levantó de sus asientos a la mayoría del público (aunque no faltó el imbécil que me tocó el hombro y pidió que me sentara... lo cual hice dos horas después). La energía de la primera canción fue apenas la promesa de lo que vendría después. Canciones que fueron de lo más fuerte a lo más tranquilo, del guitarrazo a la melodía, como el mismísimo estilo Calamaro, siempre con esa voz tan peculiar que le caracteriza.
Después de El salmón, alternó temas de "La lengua popular" y "El salmón", con canciones como Los chicos, Tuyo siempre y Hay días. En algún momento alguien le lanzó una camiseta del equipo de fútbol Pumas, la cual levanto, vio por ambos lados y devolvió al público (acto que no dejó de parecerme gracioso, sobretodo ante la insistencia de quienes arrojaron la playera pues, a lo largo del concierto, lo volvieron a hacer un par de veces y Calamaro nunca se quedó con ella).
Calamaro no habló demasiado, no tanto como otros artistas, pero aquello que dijo fue contundente: sentirse honrado de estar en un escenario que han pisado artistas de gran nivel, besar el piso del escenario como acto simbólico y así besar el suelo de México, prometer un seguro regreso para recuperar el tiempo perdido sin haber tocado aquí. Todo lo cual fue aplaudido y ovacionado por los que estuvimos allí.
El Salmón también se vistió de humildad al presentar a su banda. Tomándose tiempo, sin prisas, interactuó con el público para pedir aplauso a cada uno de los músicos que lo acompañaban, entre quienes resaltó Tito Dávila, fundador de Los Enanitos Verdes.
El concierto continuó con una versión de Elvis está vivo, la cual me agradó más que aquella que aparece en el álbum "Alta suciedad". El día de la mujer mundial (no tan coreada) y un par de canciones más antecedieron al momento en que Calamaro interpretó dos tangos. Fue un momento que marcó una especie de pausa, o mejor dicho de ritmo menos acelerado y que fue aprovechado por algunos asistentes para sentarse y descansar un poco.
Después de Los mareados, uno de los tangos, Calamaro volvió a su música con Estadio azteca y Te quiero igual, canción que terminó acoplando con el coro de Three little birds, de Bob Marley. Entonces comenzó la parte de "Alta suciedad" del concierto, con canciones como Loco, Alta suciedad, Todo lo demás, Crimenes perfectos y Flaca. Tras lo cual Calamaro se despidió.
Tras unos momentos en que el público pidió otra canción y coreó a Calamaro, éste decidió volver con una versión acelerada de Sin documentos, seguida de Canal 69, para dar el cierre final, contundente y emotivo con Paloma, tras poco más de dos horas de concierto.
Los mejores momentos para mí fueron El salmón, Estadio Azteca, Todo lo demás (una de las menos coreadas, creo casi desconocida para la mayoría) y Paloma (esta última por el cúmulo de emociones y recuerdos que de alguna forma se exorcizaban al ritmo de la canción, mi corazón y la compañía de Mariana –quien tuvo que soportar mis gritos al oído-: dos ilusiones se irán a volar, pero otras dos han venido... te cambio tu corazón por el mío para mirarlo y mirarlo...).
Lo único desagradable, que quizás no valdría mucho mencionar, pero no pienso abundar en ello, fue ver a tanta gente apagada. Conozco a muchas personas que hubieran usado de mejor manera la oportunidad de compartir con Calamaro. Lo curioso fue un sujeto de la fila de adelante, quien llegó poco más que muy ebrio y desde el principio saltó, gritó e incluso se encontró a quien le hiciera segunda por un rato (yo quiero un amigo así). Lo extraño, pero no tan sorprendente, fue ver a Calamaro sosteniendo una camiseta de El Tri, la cual mostró mucho más tiempo que la de Pumas y otra que le aventaron. Honor a quien honor merece, diría Iván, y quizás le dé la razón, no tanto por la música, sino por algunas letras y el significado que tiene esa banda en el rock nacional (le pese a quien le pese).
En fin, una excelente noche, con excelente música y excelente compañía. Por una noche también saltamos en contracorriente.
2. Motorokrfest
El sábado fui con Paco al motorokrfest. Por razones que no vale la pena mencionar aquí no llegamos a la hora precisa para ver al Caurtetazo de Nos, ni modo. Por las mismas estupideces olvidé mi cámara en casa de Mariana, y eso sí me arde. Sin embargo, alcanzamos a escuchar completa la presentación de The Kooks, The Flaming Lips, Stone Temple Pilots y parte de las presentaciones de Pendulum y Nine Inch Nails. De los últimos tres grupos me reservo la opinión, no es música que me guste demasiado y prefiero no herir susceptibilidades ni buscar enemistades fáciles (bueno, siempre lo son); en gustos se rompen madres, así que sólo mencionaré que STP tocaron un canción que me gusta mucho y disfruté el momento.
Al motorokr yo iba por tres bandas, la primera de las cuales no vi, pero ya he visto en pasadas ocasiones referidas aquí mismo. Había esperado por escuchar en vivo a The Kooks desde el año pasado. Su presentación me generó un sentimiento que aún no puedo definir. Por alguna razón la disfruté, pero algo me faltó. Tocan bien en vivo, no se puede negar, sin embargo me quedó la idea de que me gustan más las versiones de estudio. O quizás fue la gente alrededor de donde estábamos, entre los poco efusivos y las niñas fresas pendejas (nunca había visto en un concierto tantas hordas de ellas) que, a pesar de no hacerles mucho caso, generaban un ambiente enrarecido. En fin, no por ello (ni ellas) dejé de gozar al escuchar a una de mis bandas favoritas actualmente. Cabe mencionar que en el poco tiempo que tocaron, supieron llevar la emotividad según su programa. Iniciaron fuerte, como buena parte de la música que hacen, con canciones rítmicas y armoniosas que invitaban al baile (o, como los tipos duros no bailan, a mover casi imperceptiblemente un pie). Después vinieron canciones más tranquilas, pero todo cambió cuando tocaron Do you wanna; continuaron con mi favorita Naive, y de ahí, y por otras tres o cuatro canciones más, todo fue nuevamente ritmo acelerado hasta que dejaron sus instrumentos sonando mientras se retiraban del escenario en plena actitud rockstar.
Una vez que terminaron The Kooks nos acercamos más al escenario mientras esperábamos la presentación que, a mi parecer, se llevó la tarde. Incluso desde antes que tocaran The Kooks, el vocalista de The Flaming Lips salió al escenario a dar instrucciones a los técnicos; una vez que levantaron los instrumentos de aquellos, volvió a salir para animar al público, lanzar serpentinas y hacer las pruebas técnicas necesarias. En todo momento se escuchaban comentarios "esto se va a poner bueno", "órale qué chingón", aplausos como respuesta a cada cosa que hacía desde el escenario. Y en el momento que comenzaron a tocar (unos minutos antes de lo programado, lo cual se agradece) la audiencia explotó en júbilo y saltos para ver al frontman que dentro de una esfera rodaba por encima del público, mientras unos personajes extraños (según tengo entendido, creados por él mismo) bailaban en el escenario y el aire se llenaba de confeti y globos naranjas y amarillos. Una vez de regreso y fuera de la burbuja, todo continuó siendo buena música, luces, imágenes y un constante "ey guys! common! common! common!" hacia el público. Cabe mencionar que no soy seguidor de la banda. Apenas reconocí tres canciones, entre ellas la de cierre Do you realize??, que me gusta mucho. Sin embargo, ante tal espectáculo y excelente música declaro que me volveré fiel seguidor, fan... o mejor semi-fan, dado la suerte que corren mis bandas favoritas (terminan siempre desintegrándose, como Beirut). Puedo decir que me quedé con ganas de más, a pesar de no conocer casi nada de la música de The Flaming Lips.
Después de eso, no hay mucho que contar. Nos dábamos por satisfechos e incluso pensamos en irnos. Pero una vez ahí, no estaba de más escuchar al resto de las bandas (probablemente las que más gente convocaron). Entre un escenario y otro, el mejor momento para mí fue Interstate love song y la vibra de Pendulum (que a Paco no le gustaron, pero a mí me estaban prendiendo a pesar de sonar a algo ya escuchado).
En fin, después de eso nos encontramos a Yoyo, Omar y Natalia, con quienes compartimos unos minutos, un poco de chela y un par de chistes locales; escuchamos algo de NIN y nos fuimos. Me hubiera gustado estar más tiempo, dado que NIN sonaba realmente bien, pero bueno, será después, o si no, también puedo seguir viviendo. En general fue una muy buena experiencia.
1. Calamaro
El lunes pasado asistí por primera vez en mi vida a ver a Andrés Calamaro en concierto. Es poco lo que pueda decir y sienta que transmite la emoción, el júbilo, la algarabía de ver a uno de mis cantautores favoritos en escena. Esperado por muchos años y por muchos seguidores, el concierto del Salmón no decepcionó, antes bien dejó con ganas de más a la audiencia.
Pasé frente al Auditorio poco antes de las 5 pm (tres horas y media antes del concierto) y ya había puestos de playeras y alguna que otra persona. Cuando por fin arribamos Mariana y yo, más o menos dos horas después, por el Auditorio comenzaba a fluir la gente que iba al concierto. Buscamos alguna playera, pero ninguna nos agradó y decidimos entrar. La espera fue corta, más por la compañía que por el tiempo, y más pronto de lo que pensamos se apagaron las luces para dar paso a la música de El salmón, que inmediatamente levantó de sus asientos a la mayoría del público (aunque no faltó el imbécil que me tocó el hombro y pidió que me sentara... lo cual hice dos horas después). La energía de la primera canción fue apenas la promesa de lo que vendría después. Canciones que fueron de lo más fuerte a lo más tranquilo, del guitarrazo a la melodía, como el mismísimo estilo Calamaro, siempre con esa voz tan peculiar que le caracteriza.
Después de El salmón, alternó temas de "La lengua popular" y "El salmón", con canciones como Los chicos, Tuyo siempre y Hay días. En algún momento alguien le lanzó una camiseta del equipo de fútbol Pumas, la cual levanto, vio por ambos lados y devolvió al público (acto que no dejó de parecerme gracioso, sobretodo ante la insistencia de quienes arrojaron la playera pues, a lo largo del concierto, lo volvieron a hacer un par de veces y Calamaro nunca se quedó con ella).
Calamaro no habló demasiado, no tanto como otros artistas, pero aquello que dijo fue contundente: sentirse honrado de estar en un escenario que han pisado artistas de gran nivel, besar el piso del escenario como acto simbólico y así besar el suelo de México, prometer un seguro regreso para recuperar el tiempo perdido sin haber tocado aquí. Todo lo cual fue aplaudido y ovacionado por los que estuvimos allí.
El Salmón también se vistió de humildad al presentar a su banda. Tomándose tiempo, sin prisas, interactuó con el público para pedir aplauso a cada uno de los músicos que lo acompañaban, entre quienes resaltó Tito Dávila, fundador de Los Enanitos Verdes.
El concierto continuó con una versión de Elvis está vivo, la cual me agradó más que aquella que aparece en el álbum "Alta suciedad". El día de la mujer mundial (no tan coreada) y un par de canciones más antecedieron al momento en que Calamaro interpretó dos tangos. Fue un momento que marcó una especie de pausa, o mejor dicho de ritmo menos acelerado y que fue aprovechado por algunos asistentes para sentarse y descansar un poco.
Después de Los mareados, uno de los tangos, Calamaro volvió a su música con Estadio azteca y Te quiero igual, canción que terminó acoplando con el coro de Three little birds, de Bob Marley. Entonces comenzó la parte de "Alta suciedad" del concierto, con canciones como Loco, Alta suciedad, Todo lo demás, Crimenes perfectos y Flaca. Tras lo cual Calamaro se despidió.
Tras unos momentos en que el público pidió otra canción y coreó a Calamaro, éste decidió volver con una versión acelerada de Sin documentos, seguida de Canal 69, para dar el cierre final, contundente y emotivo con Paloma, tras poco más de dos horas de concierto.
Los mejores momentos para mí fueron El salmón, Estadio Azteca, Todo lo demás (una de las menos coreadas, creo casi desconocida para la mayoría) y Paloma (esta última por el cúmulo de emociones y recuerdos que de alguna forma se exorcizaban al ritmo de la canción, mi corazón y la compañía de Mariana –quien tuvo que soportar mis gritos al oído-: dos ilusiones se irán a volar, pero otras dos han venido... te cambio tu corazón por el mío para mirarlo y mirarlo...).
Lo único desagradable, que quizás no valdría mucho mencionar, pero no pienso abundar en ello, fue ver a tanta gente apagada. Conozco a muchas personas que hubieran usado de mejor manera la oportunidad de compartir con Calamaro. Lo curioso fue un sujeto de la fila de adelante, quien llegó poco más que muy ebrio y desde el principio saltó, gritó e incluso se encontró a quien le hiciera segunda por un rato (yo quiero un amigo así). Lo extraño, pero no tan sorprendente, fue ver a Calamaro sosteniendo una camiseta de El Tri, la cual mostró mucho más tiempo que la de Pumas y otra que le aventaron. Honor a quien honor merece, diría Iván, y quizás le dé la razón, no tanto por la música, sino por algunas letras y el significado que tiene esa banda en el rock nacional (le pese a quien le pese).
En fin, una excelente noche, con excelente música y excelente compañía. Por una noche también saltamos en contracorriente.
2. Motorokrfest
El sábado fui con Paco al motorokrfest. Por razones que no vale la pena mencionar aquí no llegamos a la hora precisa para ver al Caurtetazo de Nos, ni modo. Por las mismas estupideces olvidé mi cámara en casa de Mariana, y eso sí me arde. Sin embargo, alcanzamos a escuchar completa la presentación de The Kooks, The Flaming Lips, Stone Temple Pilots y parte de las presentaciones de Pendulum y Nine Inch Nails. De los últimos tres grupos me reservo la opinión, no es música que me guste demasiado y prefiero no herir susceptibilidades ni buscar enemistades fáciles (bueno, siempre lo son); en gustos se rompen madres, así que sólo mencionaré que STP tocaron un canción que me gusta mucho y disfruté el momento.
Al motorokr yo iba por tres bandas, la primera de las cuales no vi, pero ya he visto en pasadas ocasiones referidas aquí mismo. Había esperado por escuchar en vivo a The Kooks desde el año pasado. Su presentación me generó un sentimiento que aún no puedo definir. Por alguna razón la disfruté, pero algo me faltó. Tocan bien en vivo, no se puede negar, sin embargo me quedó la idea de que me gustan más las versiones de estudio. O quizás fue la gente alrededor de donde estábamos, entre los poco efusivos y las niñas fresas pendejas (nunca había visto en un concierto tantas hordas de ellas) que, a pesar de no hacerles mucho caso, generaban un ambiente enrarecido. En fin, no por ello (ni ellas) dejé de gozar al escuchar a una de mis bandas favoritas actualmente. Cabe mencionar que en el poco tiempo que tocaron, supieron llevar la emotividad según su programa. Iniciaron fuerte, como buena parte de la música que hacen, con canciones rítmicas y armoniosas que invitaban al baile (o, como los tipos duros no bailan, a mover casi imperceptiblemente un pie). Después vinieron canciones más tranquilas, pero todo cambió cuando tocaron Do you wanna; continuaron con mi favorita Naive, y de ahí, y por otras tres o cuatro canciones más, todo fue nuevamente ritmo acelerado hasta que dejaron sus instrumentos sonando mientras se retiraban del escenario en plena actitud rockstar.
Una vez que terminaron The Kooks nos acercamos más al escenario mientras esperábamos la presentación que, a mi parecer, se llevó la tarde. Incluso desde antes que tocaran The Kooks, el vocalista de The Flaming Lips salió al escenario a dar instrucciones a los técnicos; una vez que levantaron los instrumentos de aquellos, volvió a salir para animar al público, lanzar serpentinas y hacer las pruebas técnicas necesarias. En todo momento se escuchaban comentarios "esto se va a poner bueno", "órale qué chingón", aplausos como respuesta a cada cosa que hacía desde el escenario. Y en el momento que comenzaron a tocar (unos minutos antes de lo programado, lo cual se agradece) la audiencia explotó en júbilo y saltos para ver al frontman que dentro de una esfera rodaba por encima del público, mientras unos personajes extraños (según tengo entendido, creados por él mismo) bailaban en el escenario y el aire se llenaba de confeti y globos naranjas y amarillos. Una vez de regreso y fuera de la burbuja, todo continuó siendo buena música, luces, imágenes y un constante "ey guys! common! common! common!" hacia el público. Cabe mencionar que no soy seguidor de la banda. Apenas reconocí tres canciones, entre ellas la de cierre Do you realize??, que me gusta mucho. Sin embargo, ante tal espectáculo y excelente música declaro que me volveré fiel seguidor, fan... o mejor semi-fan, dado la suerte que corren mis bandas favoritas (terminan siempre desintegrándose, como Beirut). Puedo decir que me quedé con ganas de más, a pesar de no conocer casi nada de la música de The Flaming Lips.
Después de eso, no hay mucho que contar. Nos dábamos por satisfechos e incluso pensamos en irnos. Pero una vez ahí, no estaba de más escuchar al resto de las bandas (probablemente las que más gente convocaron). Entre un escenario y otro, el mejor momento para mí fue Interstate love song y la vibra de Pendulum (que a Paco no le gustaron, pero a mí me estaban prendiendo a pesar de sonar a algo ya escuchado).
En fin, después de eso nos encontramos a Yoyo, Omar y Natalia, con quienes compartimos unos minutos, un poco de chela y un par de chistes locales; escuchamos algo de NIN y nos fuimos. Me hubiera gustado estar más tiempo, dado que NIN sonaba realmente bien, pero bueno, será después, o si no, también puedo seguir viviendo. En general fue una muy buena experiencia.
4 comentarios:
Me hubiera gustado estar ahí... me encanto tu entrada del día, gracias por disfrutar a Calamaro tanto como yo lo hubiese hecho, un abrazo
primero que nada hubieras avisado que ibas para quedar todos , te tratamos de llamar un par de veces pero tu cel siempre impide la comunicacion jaja no es reproche pa la otra sera , segunda porque no te quedaste mas tiempo , total terminando nin nos fuimos y nos echamos unos taquitos por mi casa y tercero , vbas a ir a la fiesta de la gorda , porque el omar y yo nos vamos el sabado y regresamos el domingo . jajajaj y a todo esto porque mejor no te marco a tu casa ¿ , y quedamos¿ por si no puedo marcame , quedaron las chelas y la platicada pendientes , esperemos que todo tenga lugar este fin en la fiesta del igo. cuidese carnalito y habla de ves en cuando no , si si ya se yo tambien lo hare
-Se hace lo que se puede siendo tu amigo, lástima que no llene las espectativas, un día iré ebrio a un concierto haber si te lleno el ojo.
-Exacto, el secreto de Lora radica en mayor parte en ese ingenio que ahora ofrece por chispazos cada vez más esporádicos.
-He visto algunas fotos y te creo lo de la horda de chicas pendejas.
Dani, a ti más que a nadie le debía la reseña porque sé lo que sentiste de no estar acá... pero te vuelvo a decir que tienes la ventaja de estar allá, donde seguro un dia lo verás como aquí no loveremos nunca... Un abrazo
Yoyo, no quiero polemizar, sé que es algo en lo que al menos por ahora no nos pondremos de acuerdo ni nos entenderemos. Gracias por seguir como lector del blog. Un abrazo.
Iván "el sentido", claro que llenas las expectativas y más... contigo he ido a conciertos donde la he pasado pocamadre... pero hubieras visto a ese par, sólo que o los grababa a ellos a Calmaro y pues... no había mucho que pensar. Te veo mañana, un abrazo.
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