No es casual que no haya escrito hasta hoy. Por lo general, en los primeros días de cada año suelo estar de un humor raro, un tanto melancólico, un tanto optimista. Cada uno de los primeros 12 días lo veo como una proyección de los meses que vendrán. Pienso en las posibilidades que podrían suceder, planeo, planteo, elaboro. Sin embargo, este año, por primera vez en no sé cuánto tiempo, las cosas fueron distintas. Por un lado dejé que las cosas siguieran su curso natural, sin expectativas ni desilusiones, o acaso con un exceso de ambas. Me volví un tanto introspectivo. Más que planear me pregunté, y sigo en esas. Han sido días en los cuales la labor de conocerme se ha intensificado, aunque no de forma evidente. Es apenas hoy, a casi medio mes del nuevo año, que puedo sentarme y escribir al respecto, comunicarlo. Todavía no tengo planes ni propósitos anuales, y es que esta vez, de manera cabal, pienso cumplir mi máxima de establecer algo que no tenga un plazo o fecha límite, y he ahí la diferencia, porque más que otra cosa, estos días me he dedicado a profundizar la respuesta sobre quién soy y quién quiero ser, qué hago y hacia dónde quiero moverme. No ha sido conflictivo, en buena medida las respuestas han sido reafirmaciones. No obstante, sé que queda algo por cubrir, y es ahí donde me muevo a tientas estos días. Veo sombras, prefiguraciones, aun nada concreto, y no sé si es que así se muestra o son mis ojos los que se velan a ellos mismos.
Lo más cercano a propósitos es leer a Primo Levi y E.M. Cioran; continuar con mi vida y los seres que quiero, y quizá escribir de vez en cuando. No hay más. Así de simple.
Por lo pronto, la primera lectura del año está siendo un libro de Haruki Murakami; una lectura desde hace mucho pospuesta. Quizá la atmósfera del libro, la cual me parece melancólica, ha sido un factor determinante en estos días. No lo sé. Lo que sí puedo asegurar es que hace un buen rato que un libro no me afectaba tanto, al punto de dedicar buena parte de mi tiempo libre no sólo a leerlo, sino a pensar en él, en la historia, la atmósfera, los personajes, las expectativas sobre qué pasara, y por supuesto lo que toca de mí, lo que hasta cierto punto me refleja y me adelanta.
Hace tiempo no escribo sobre lo que leo. Las últimas lecturas de 2008 fueron buenas, pero no fabulosas. 2009 empieza bien, ya veremos que traen los días y los libros... y quizá la escritura.
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