Desde hace unas semanas he traído entre paso y paso esta canción, sólo por instantes mañaneros o nocturnos.
Anoche, por accidente llegué a un lugar donde fui feliz y al cual no volveré en las mismas circunstancias de hace un par de años.
Hoy, con los hilos del espíritu enredados, volví a caer en esta canción. La primera vez que la escuché fue la primera vez que vi a Joaquín Sabina, en el zócalo de la ciudad de México, un día menos feliz que doloroso, como ayer y como hoy.
Entre el mar de voces y de letras diario, hoy sólo dos frases son coherentes y tienen verdad y contundencia: el blues es un estado mental, un manual para aprender a llorar, y al lugar donde has sido feliz es mejor que no trates nunca de regresar...
Anoche, por accidente llegué a un lugar donde fui feliz y al cual no volveré en las mismas circunstancias de hace un par de años.
Hoy, con los hilos del espíritu enredados, volví a caer en esta canción. La primera vez que la escuché fue la primera vez que vi a Joaquín Sabina, en el zócalo de la ciudad de México, un día menos feliz que doloroso, como ayer y como hoy.
Entre el mar de voces y de letras diario, hoy sólo dos frases son coherentes y tienen verdad y contundencia: el blues es un estado mental, un manual para aprender a llorar, y al lugar donde has sido feliz es mejor que no trates nunca de regresar...
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