miércoles, 30 de noviembre de 2011

Hace poco más de un mes pensaba que tenía la voluntad necesaria para reiniciar algunos proyectos siempre dejados para después, siempre desarrollados en espiral, sin llegar a un fin (ya no digamos bueno o malo, simplemente un fin). Ese mismo día, por la noche, mi mundo cambió. Ese mismo día, a la hora a la que escribo ahora, estaba en algún lugar llorando o perdido o sin de verdad estar. La cosa ha continuado, de una u otra forma, así. Los días pasan. Recuerdo de nuevo a Apollinaire: los días se van, yo me quedo. Lo recuerdo, pero ya no me siento así, porque la cosa es que con los días, de forma débil aunque constante, ha sucedido, en un nivel muy menor al que proyectaba, ese recomenzar de proyectos. Aquel día pensaba que mi nueva primera lectura sería un librito que aún no termino, pero que degusto con harta calma. Después pensé que sería el libro que un buen amigo recomendó a mi corazón lastimado, pero tampoco sucedió. Al final el primer libro que he concluido, y disfrutado enormemente, ha sido, contra todo pronóstico, de un autor mexicano. También me he acompañado de historietas y de textos de algunos de los escritores cuyos comentarios de libros más disfruto.

Ya habrá tiempo de poner las cosas en orden, y de escribir más claramente. La vida es corta. No importa. En esa brevedad también hay mucho tiempo. Algún día se me acabará (la vida, el tiempo, lo que no importa). Hoy sólo quería sentarme a teclear lo que fuera, y he conseguido más de lo esperado...

martes, 15 de noviembre de 2011

Las posibilidades de que hoy sea un mal día son casi las mismas de que sea un buen día. En realidad son mayores, pero trato de conservar el buen ánimo, y esta canción, de hace ya varios años, me da un poco de energía y felicidad.