domingo, 28 de diciembre de 2008

(Yo no sé cómo pasa que cuando pienso algo se activan una especie de resortes que botan mi cerebro en diversas direcciones, y después cuando trato de escribir comienzo por lo último, dando un gran rodeo antes de llegar al punto que en verdad fue el origen de mis pensamientos.
Eso mismo ha ocurrido ahora, por mucho que quise evitarlo, no pude dejar de escribir al respecto.)

Creo que cada ser humano, al padecer algo -cualquier cosa-, piensa que es el único al que le ha pasado; hablo de algo que -de una u otra forma- en un par de ocasiones he tratado aquí. La experiencia, quizá la vida, acaso la desilusión, o más aún sus contrarios, me han hecho pensar que todo lo que me ha ocurrido le ha pasado a otro y que lo que lo hace único son los detalles, las pequeñeces que a final de cuentas le dan forma a toda experiencia.
Así, hoy comienzo por preguntarme si seré el único a quien le vienen ciertos sentimientos (o emociones, sensaciones, -a falta de mejores palabras para describir) que funcionan como adelantos de lo que vendrá en el futuro (sin adjetivar los plazos). Todavía recuerdo las veces, sobre todo al final de mi relación con ella, en las cuales le dije a Brenda (Brenda: esa astillita blanda y húmeda que cada vez menos se endurece, se seca y vuelve a enterrarse en ese baldío de tierra yerma que le guardó mi corazón -mi corazón: el lugar elegido a falta de una mejor ubicación para la pléyade de ilusuiones y nostalgias que a diario me convierten en mí mismo; y la mejor ubicación tal vez por las ligeras punzadas que en ciertas y emotivas ocasiones además de la felicidad o la tristeza me han llevado a temer un prematuro paro cardiaco-, y que ¿acaso se entierra más por un acto reflejo que me lleva a ubicar cualquier miedo, pelea o fracaso, con una mujer que ya no es ella misma sino más la imagen del miedo, las peleas y el fracaso amoroso?); porque se lo dije en más de una ocasión que me tuviera paciencia, que el tiempo para hacer las cosas que me pedía aún no llegaba, pero que llegaría, que estaba seguro de ello y que si no confiaba como yo, a final de cuentas alguien más estaría en esos momentos, alguien más disfrutaría de lo que yo pudiera ser o hacer una vez que las cosas llegaran en su tiempo adecuado. Todavía lo recuerdo, y ahora que algunas de esas cosas vienen sucediendo no puedo sino sonreír al saber que una vez estaba en lo correcto; así como lo estuve muchos años antes, entonces cuando más bien comenzaba mi relación con Brenda (Brenda: he dicho antes una astilla como quien dice nada; he visto el todo convertirse en nada), y como todo principio debió ser un acumulado de expectativas, sin embargo, no lo fue desde aquel momento en que una visión me hizo saber que por mucho que durara esa relación no sería permanente, y quizás lo que sobrevino en los siguientes años no fue sino una lucha contra esa certeza que yo quería calificar de otro modo -no certeza, si acaso presentimiento, una visión loca, de aquellas que puedo imaginar provoca el opio-, y después la lucha no fue sólo contra la certeza sino contra las constataciones de la misma -en ese caso no pude sonreir al saber que estuve en lo correcto. En fin, mucho hablar de alguien que no está; uno de los detonantes que dieron origen a este blog: nada más -y digo nada más con la certeza de que no volveré a mencionar su nombre asociándolo al dolor.
Las visiones muchas veces quitan el elemento de sorpresa e incluso pueden generar cierta testarudez obsesiva como bien registré líneas antes. Sin embargo, en ciertas ocasiones no queda más que luchar porque las cosas sean distintas -revertir los hechos que aún no ocurren suena como tarea de locos, y hasta cierto punto lo es.
Quizá sólo se trata de esta etapa del año, la cual es sugerentemente depresiva para mí. Hace años, ciertos hechos sobre los cuales no podía tener control alguno me arruinaron no sólo aquella navidad sino las que siguieron. Y aunque todavía no me gusta y tengo mis asuntos pendientes para reconciliarme con diciembre -jodido diciembre, digo, y recuerdo el jodido noviembre que también he cantado, el mismo que he platicado con Iván, y sé que es muy distinto al jodido diciembre de todos los años -un mes que parece repetirse una y otra vez cada 334 días-, este año parecía venir distinto, al menos así lo creí en mi vano esfuerzo por seguir librando una batalla de antemano decidida. Por primera vez en muchos años no me sentía triste ni amargado; tampoco festivo y alegre. Este año sólo quería que las cosas pasaran y estar junto a algunas personas que quiero.
Sin embargo todo se fue al carajo en la víspera de navidad. Esa jodida nochebuena que hace muchos años es más bien noche-jodida (más que otras), noche-melancólica, noche-solitaria -de esa soledad acompañada, acaso la peor que he podido vivir-, noche de lagartos -por alguna razón asocio a los lagartos con las lágrimas y los espantos-, noche con un sólo sentido: recuperar la certeza de que no siempre va a ser así.
No sé por qué tengo la suerte de que las personas que más he querido han sido las que me han jodido ciertas fechas. Supongo que es por eso mismo, por el amor, por lo que duelen tanto -amor como dolor: ¿algo cierto?, ¿lugar común? o ¿estupideces?.
Después de darme cuenta que este año no sería distinto, sólo me ha quedado recordar otra de esas visiones que me adelantan lo que viene; quizá la única que valdría la pena recordar, y por supuesto la única que no quiero evitar. Como otras veces sé que aún no es el tiempo. Como otras veces no sé cuándo llegará. Y acabo de darme cuenta de que estaba a punto de romper la costumbre y declarar cuál esa visión, pero prefiero no hacerlo. Más vale no jugarle a la suerte y seguir -como otras veces- sin decir nada; simplemente buscando, acechando lo que no necesita buscarse ni acecharse porque algún día llegará -como han llegado los finales que supe mucho tiempo antes, los buenos tiempos, los momentos de moverse y hacer las cosas que quiero, y los momentos de aguardar, de refugiarse y alimentar las fuerzas que serán necesarias más adelante. De cualquier modo, las cosas tardán más en llegar en tanto mayor es su búsqueda.
Esta entrada ha quedado extraña, poque podría parecer que falta algo, que está incomopleta, coja, sin la revelación de aquello que ha de venir. Pero ya es demasiado para mí vivir con ello, así que esperaré cuando el futuro llegue, esperando que no haya excepción que haga la regla, para escribir el final de esta entrada y compartirla con quienes sigan estando aquí.

(La eficiencia terapeútica de la escritura es invencible. La escritura es la amante más noble porque siempre reconforta aunque en ello exista una diversidad de matices.)

En fin, por lo que venga o lo que no fue, por lo sabido y lo que me sorprenderá, por la menlancolía como pasado, por la máxima certidumbre que es este momento y por la nostalgia por adelantado, no me queda más que compartir un video de la época en que mis visiones eran más constantes, muchas de las cuales no registré con la atención debida, y una de las cuales todavía es uno de mis principales asideros a este mundo.

-Esta canción lleva una dedicatoria especial, a pesar de la terrible noche del 24, porque espero sigas aquí durante mucho tiempo-

jueves, 18 de diciembre de 2008

Hace unos meses me hallé ante la triste y brutal noticia de que Beirut, mi banda actual favorita, hacía un receso, afirmando sólo que volverían de alguna manera, frase llena de incertidumbre... Y finalmente, la banda regresa y sigue siendo Beirut. Gracias a mi buen amigo Omar y a mi noviecita, ¡¡¡¡¡ya tengo los boletos para verlos el próximo año!!!!!, cuando estén por estas tierras presentando un nuevo y doble EP, "The march of the zapotec/Realpeople: Holland". Parece que Beirut anduvo por acá este año, y el próximo volverán para presentarse en el Lunario del Auditorio Nacional. Trescientos pesos que valen mucho más... y por supuesto la felicidad de escuchar música de verdad en vivo.
Dejo un video de la serie que hasta el momento no había terminado de compartir en este espacio. Pertenece al álbum "The flying club cup".

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Hoy mi alma no descansó hasta que pude escuchar esta canción. Es de esa clase de canciones que funcionan como una especie de mantra para que las cosas funcionen, o para que el movimiento del Universo, y en particular de mí universo, se mantenga en orden o mejore su mecánica, o simplemente para hacer más grato un día en esencia bueno o mejorar aquellos que no lo son.
So... SING!!!!!

martes, 9 de diciembre de 2008

La imaginación, por mucho que me niegue a aceptarlo, tiene límites. Alguna vez, o varias, imaginé cómo sería una cárcel, una prisión, y con el mayor facilismo también he llegado a hacer símiles entre una circunstancia particular y la experiencia carcelaria. Conozco a personas que han estado dentro. Sin embargo, todo lo que pude imaginar fue superado por la realidad. Desde los pasillos fríos, el patio apenas con luz y una reja que en verdad separa al mundo. Después de la puerta, en contatco con los reos, la cosa es distinta. Más allá de las palabras, de los gritos y expresiones muy a la mexicana, del olor a mota y orines, lo que impone es la vibra. Una sensación, una atmósfera de pesadez que envuelve, que golpea y marea, que más que miedo provoca un estado de alerta.
Pasé apenas tres horas, y según me dijeron era la sección de los "bien portados". Como en todo lo que existe en este mundo, entre las personas hay diversidad. Pude convivir con cinco personas que por alguna razón perdieron su libertad, que quizás sean culpables, quizás inocentes, no importa. Se trata de cinco seres humanos que por alguna razón han decidido emplear su tiempo adentro de una forma productiva, mostrando gran interés hacia el proceso editorial. No los conozco, el tiempo cambiará o confirmará mi opinión.
La experiencia fue enriquecedora y me dejó una lección. Aunque he vivido y he pisado las zonas más pinches y peligrosas de esta ciudad (una de las más peligrosas del mundo, según me han dicho), en ninguna ocasión había sentido algo similar como en ese recorrido de la reja a la zona de talleres del reclusorio. Si alguna vez sentí que no tenía nada que temer después de haber estado en zonas peligrosas, hoy puedo decir que estaba equivocado, que esa vibra sí es de temer. Y por ello también dejé de lado la estúpida idea de seguir los pasos de Genet y pasar algunas temporadas en la cárcel para quitarme la preocupación de techo y comida, y así poder dedicarme a mis procesos creativos. Claro que podría decir que Genet se refería a carceles europeas, ¿pero acaso no serán lo mismo aquí que allá?
Al despedirme de los compañeros presos me embargó otro sentimiento. Una mezcla de tristeza y felicidad, y ahora más bien una serie de preguntas, porque en general, durante ya muchos años, he pensado que eso que llamamos libertad, eso de lo que "gozamos" la mayoría de los seres humanos no es más que una parte, o acaso un remedo de verdadera libertad, y después de la visita que realicé no sé qué hacer con esa creencia.
Mientras tanto dejo un video de Alejandro Santiago y la canción Libertad condicional.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Existen en mi vida cierto tipo de canciones evocativas, tanto de momentos como de personas, diversos en forma, tiempo y espacio. Algunas de ellas son más bien como atmósferas que espero lleguen algún día. Una especie de lo que he dado en llamar nostalgia por adelantado, aunque a la fecha no sé bien cómo definirla. En fin, se trata de una especie de realidad onírica que me llega por osmosis a través de una canción. Quizás pueda sonar algo cursi o extraño. La verdad no importa. Muchos de esos momentos aún están por llegar, otros no llegarán, supongo... pero algunos (los menos) ya han llegado, como todo en la vida, en el momento preciso.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Pues bien, hace mucho que no escribo aquí y no tengo pretextos ni excusas, sólo un par de razones que quizás valgan la pena.
Noviembre fue un mes lleno de peculiaridades, lleno de altibajos y de algunas confirmaciones aunque no plenas de certeza. Quizás la buena suerte sí ha vuelto, pero quiere que le mantenga respeto, que me ancle detrás de la raya.
A final de cuentas no fui a ver a Paul Auster. Sin embargo, no me siento mal. Tuve la oportunidad de conocer a Alejandro Zambra, de asistir con Miguel a la presentación del nuevo libro de Goran Petrovic, y con Mariana a la conferencia de Fuentes en el Auditorio. Muchos escritores en cosa de semanas. Algo que desde hace mucho tiempo no sucedía y cuya razón intuyo, pero con la extrema precaución que me impide nombrarla incluso en mi mente, donde sólo se aparece como una especie de sombra, como una presencia que debe estar sin ser reconocida.
Noviembre también fue un momento de cambios. Ahora estoy formalmente incorporado al mercado de trabajo, en un empleo que se acerca a mis intereses, que hasta el momento he disfrutado; en resumen, un empleo que al menos en mi circunstancia actual llena varias de mis expectativas. Es este el principal motivo de mi ausencia en el blog. Han sido semanas de ajuste, aunque espero ya habituarme 100 por ciento.
Una razón adicional, que actuó quizás de forma menos evidente, fue la sensación de que este blog había cumplido su cometido; la ligera provocación de cancelarlo e iniciar otro nuevo. Sin embargo, creo que se trata sólo de un ciclo o, dicho de otra forma, de un capítulo, y por lo tanto no se requerían medidas tajantes. Aunque no lo sea, este blog parece tener su propia vida, y me ha ayudado en más de una forma y en niveles que no llegué a imaginar cuando comencé a escribir:

"10
Billy Pilgrim ha volado fuera del tiempo...
",

hace un año ocho meses.
En fin, queda por lo pronto esta entrada a manera de regreso (de verdad) al blog diván, y simbólicamente como un nuevo capítulo, aunque me temo que eso de capitular no va muy bien con la vida, o al menos con la mía.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Vuelta al blog diván

Las últimas semanas han traído cambios y circunstancias que han tenido mi mente y tiempo flotando algo lejos de este mundo virtual; muchas cosas en escasos días. Pero de nuevo el blog adquiere forma de diván cuando es más necesario. Enfrentarme a cosas nuevas puede derivar en dos actitudes: emoción por el riesgo o miedo ante la incertidumbre, ambos parte de mi vocación autodestructiva.
Hoy me enfrento a eso. Lo nuevo, en combinación con el cambio de hábito, cierto abandono de las formas conocidas, hace más brutal al miedo. Me quedan en cambio algunas certezas que me confortan: unos padres por demás extraños, pero que de una u otra forma están conmigo; un hijo precioso que siempre me recibe con una sonrisa; una hija canija que acelera más de lo que puede andar, y una novia hermosa que no se preocupa por mis deficiencias genéticas y enfermedades familiares. Tengo también la esperanza de alcanzar uno que otro sueño, y ahí la nueva certeza de que eso desconocido puede redundar en ello.
En fin, es un día extraño. Muchas emociones. Demasiado poco tiempo. Ya llegará la mañana y con ella un día decisivo lleno de incertidumbre pletórica de posibilidades.
La canción que me ha acompañado mentalmente estos dos días...

miércoles, 29 de octubre de 2008

Estos días, y creo que lo que va del año, la gran polémica en este país ha sido la "reforma energética": que si es un bien para el país, que si es un mal, que si todos la quieren, que si hay quien se opone, que si nos van a robar, que si nos van a timar como siempre. Y AMLO se moviliza, y hay quien lo odia, hay quien lo defiende... alguien tiene que hacer algo, dije de forma tímida a Mariana en el inico de una discución que sana y sabiamente decidimos dejar para nunca después.
Y a todo esto, me pregunto si algo tiene importancia de verdad. Si la reforma energética afecta el futuro inmediato y no tan inmediato del país, y por ende de todos los que en él habitamos, no tiene mucha trascendencia. A final de cuentas todas las decisiones que tomamos o dejamos que tomen por nosostros afectan nuestro futuro. En este país las cosas son claras: si salgo a la calle y pregunto a las personas el nombre del diputado que nos corresponde, seguramente nadie lo sabría y hasta me verían raro. Sí, las cosas son claras aquí: cuando camino por el centro sigo incrédulo al pasar cerca de la Cámara de senadores y encontrarme vallas y policías. ¿Pero que no entienden que los senadores son servidores públicos? ¿que yo tendría todo el derecho de pasar y hablar con alguno de ellos? Aún recuerdo años atrás cuando se podía circular por esa calle, recuerdo la sonrisa de Roque Villanueva saliendo del recinto; sólo una clase de persona tiene ese tipo de sonrisa en un país como este (no es una crítica, sólo una observación). En fin...
Si la reforma energética es buena o mala es algo que no me interesa demasiado. Más bien sonrío con un tanto de malicia, mezclada con ironía, ingenuidad, quizás hasta ignorancia. A final de cuentas sólo hay dos verdades. La primera es que a la mayoría del pueblo siempre se lo chingan y los dueños del país siguen siendo los mismos, y quizás seguiran por largo tiempo. Soy pacifista, pero me parecería no ingenuo sino estúpido seguir creyendo que aquí es posible un cambio por otra vía distinta a la lucha armada, así fue antes, así es ahora y quizás siempre.
La segunda verdad es que el ser humano es por lo general estúpido. Todavía no se ha entendido que lo mejor sería el socialismo (no el que llamaron real, ese fue comunismo y es distinto) o, mejor aún, la anarquía. Pero las utopías han muerto, o al menos la fe en ellas. Y ahora nos refugiamos en las evasiones de mundos distintos, como aquellos que nos brinda la ciencia ficción (no es casualidad mi cada vez mayor afición a ella y el cada vez mayor resurgimiento del género y de la fantasía en cine, tv y hasta música -Tokio Police Club son muy buenos, y ni hablar de varias cosas formidables que ha escrito David Byrne-). En fin, el ser humano es estúpido, tanto que pelea por un recurso no renovable, por algo que a final de cuantas se va a acabar, en lugar de buscar algo que lo reemplace. Es por ello que recuerdo en estos días una canción de Talking Heads que ya he puesto aquí y que será la primera en repetirse. Creo que las frases: From the age of the dinosaurs cars were run on gasoline. Where, where have they gone?, tienen una implicación más allá del sentido literal y una visión histórica más profunda e irónica de lo que podría parecer. En fin, dejo la letra y el video de nuevo, sobretodo porque tiene mucho que ver con lo que trato de decir. Es una cancion que, como dije la vez anterior, me pone extrañamente feliz, y además tiene muchas de mis frases favoritas...




(Nothing but) Flowers, de Talking Heads

Here we stand
Like an Adam and an Eve
Waterfalls
The Garden of Eden
Two fools in love
So beautiful and strong
The birds in the trees
Are smiling upon them
From the age of the dinosaurs
Cars were run on gasoline
Where, where have they gone?
Now, it's nothing but flowers

There was a factory
Now there are mountains and rivers
YOU GOT IT, YOU GOT IT

We caught a rattlesnake
Now we got something for dinner
WE GOT IT, WE GOT IT

There was a shopping mall
Now it's all covered with flowers
YOU'VE GOT IT, YOU'VE GOT IT

If this is paradise
I wish I had a lawnmower
YOU'VE GOT IT, WE'VE GOT IT

Years ago
I was an angry young man
I'd pretend
That I was a billboard
Standing tall
By the side of the road
I fell in love
With a beautiful highway
This used to be real estate
Now it's only fields and trees
Where, where is the town
Now, it's nothing but flowers
The highways and cars
Were sacrificed for agriculture
I thought that we'd start over
But I guess I was wrong

Once there were parking lots
Now it's a peaceful oasis
YOU GOT IT, YOU GOT IT

This was a Pizza Hut
Now it's all covered with daisies
YOU GOT IT, YOU GOT IT

I miss the honky tonks,
Dairy Queens, and 7-Elevens
YOU GOT IT, YOU GOT IT

And as things fell apart
Nobody paid much attention
YOU GOT IT, YOU GOT IT

I dream of cherry pies,
Candy bars and chocolate chip cookies
YOU GOT IT, YOU GOT IT

We used to microwave
Now we just eat nuts and berries
YOU GOT IT, YOU GOT IT

This was a discount store,
Now it's turned into a cornfield
YOU GOT IT, YOU GOT IT

Don't leave me stranded here
I can't get used to this lifestyle

jueves, 23 de octubre de 2008

Paul Auster

Este blog comenzó por varias razones, una de las cuales era dar salida a un cúmulo de pensamientos que tenía en esa precisa etapa. También inició con la terrible noticia de la muerte de uno de mis escritores favoritos.
Es curioso el reflejo de lo que me gusta, hablando de literatura: mi dirección de correo electrónico es el título de una novela de Mempo Giardinelli, la dirección de este blog es por un poema de José Carlos Becerra, y es un espacio donde he hablado de Vonnegut; cuando preguntan sobre por qué quiero escribir o sobre mi novela favorita siempre aparece el nombre de José Emilio Pacheco; si pienso en cómo me gustaría escribir hablo -además de la obvio: Vonnegut y Pacheco- de Pérez Subirana, Javier Cercas o Enrique Vila-Matas (también es curioso que la mayoría sean españoles, barceloneses). Y sin embargo, sólo con dos amigos y Mariana he hablado del escritor a quien quizás le deba más que a ninguno otro: Paul Auster.
Cierto que aparece como referencia en mi perfil, el de blogger y de hi5, con la etiqueta: no tiene desperdicio. Pero en general no suelo hablar de él.
Llegué a Paul Auster por curiosidad en un instante azaroso y por necesidad en el momento preciso. Durante un par de años tuve la intención de leer algún libro suyo -en particular llamaban mi atención dos títulos: La invención de la soledad y Ciudad de cristal, hallados en alguna de mis visitas a la librerías de la ciudad-, pero nunca lo hice hasta hace dos años.
Leía Ciudad de cristal justo cuando llegó la llamada que marcaba el punto de quiebre de la depresión que venía acumulando años atrás: la llamada de mi entonces novia para decirme que me mandaba al demonio y sin oportunidad de remediarlo. Ya hablé mucho al respecto aquí y no quiero abundar en cosas ya dichas ("say something once, why say it again?", David Byrne).
En fin, no sé si todo lo he escrito o si algo lo he reservado en mi memoria o en las charlas con amigos y mi actual novia. Sólo baste decir que de ahí todo fue cuesta abajo durante varios meses, con miles de altibajos que solían hundirme más y más, a veces sin notarlo de manera plena.
Lo que no he dicho aquí, y quizás debería mantener en silencio, es que justo en los peores días, cuando como clásico deprimido vivía más la noche y dormitaba de día, cuando mis alimentos diarios se reducían a alguna taza de café, algún trozo de pan si acaso, cuando sin creer en dios le pedía dormir y dormir para vivir mis sueños... en pocas palabras, cuando literalmente estaba a punto de arrojarme de un puente para terminar de abandonarme, un día decidí leer La invención de la soledad.
Mi memoria de entonces es confusa, como los días mismos lo fueron. Sin embargo, hay un recuerdo dudoso, quizás ficcionado por mi cerebro, pero al cual ya he legalizado como real: la decisión de ir a comprar el libro de Auster, porque en ese momento me sentía más que sólo, y lo estaba: sólo, solitario, dejado por mí, y quizás un libro cuyo título aludía a la soledad podría decirme algo que sí escuchara.
Mi imaginación ha formulado una escena donde puedo verme desde las escaleras de la librería yendo con rapidez a la mesa de Anagrama, tomar el libro y casi correr a la caja (porque sabía que si demoraba iba a terminar dejándolo: a nada le encontraba sentido). Es una escena tan real como inventada, y tan verídica como las varias veces que se repitió, días después, con otro libro de Auster, y otro, y uno de Vila-Matas, y otro más de Auster.
La invención de la soledad se divide en dos partes, de las cuales "El libro de la memoria" (la segunda parte) resultó mi favorita. Sin embargo, la transparencia del sentimiento del escritor, su propia historia desde la primera parte fue el lugar donde proyecté lo que me anudaba, lo que me impedía seguir viviendo y generaba que pasara los días sin razón alguna.
"Tengo la sensación de que estoy sometido o condenado a un estado mental que no me permite concentrarme en lo que hago. Una y otra vez he visto cómo mis pensamientos se desviaban de la idea que tenía enfrente. Tan pronto como pienso una cosa, ésta evoca a otra y esta última a otra más, hasta alcanzar una acumulación tan grande de detalles que tengo la sensación de que me van a ahogar",
y muchas páginas más adelante, ya en "El libro de la memoria":
"Lo invadió un constante sentimiento de pérdida del que no podía deshacerse. Y había momentos en que ese sentimiento era tan grande y sofocante que parecía que no iba a abandonarlo nunca"
Notas así, que dan cuenta de este tipo de sensaciones; un hombre que siente que no vive el presente, que al oír las noticias escucha los hechos como cosas ocurridas muchos años atrás, que se interna en su habitación sintiendo que está condenado a contemplar su propia desaparición; en fin, serían demasiadas si quisiera transcribirlas. Creo que, junto con Morirás lejos (libro que "casualmente" también llegó en un periodo de crisis), es el libro al que más anotaciones y señalamientos le he hecho.
La segunda parte reflexiona sobre varias cosas: la paternidad, la orfandad, la escritura, pero sobretodo: la memoria (el lugar donde todo ocurre por segunda vez –yo añadiría: o más-), y la soledad; una y otra vez la soledad. Con ejemplos y referencias a Collodi, Mallarmé, Van Gogh, Jonás, Hölderlin, entre otros. Todavía me recuerdo buscando días después poemas de Hölderlin, y de ahí la referencia a Leopardi...
No sé qué fue, pero algo en ese libro, sin temor a exagerar, me salvó la vida. Quizás el saber que no estaba solo, que esa soledad y otras soledades eran compartidas, en espacios y tiempos diferentes, por otros hombres que se habían sentido como yo, por otros que en el futuro se sentirán así. Quizás el saber que las cosas pasan. Algo formidable en los libros que he leído de Auster es que a pesar del desastre siempre hay algo adelante.
Después de leer La invención de la soledad las cosas no cambiaron mágicamente, pero recuerdo muy bien que fue cuando comencé a salir un poco más de casa, cuando volví a levantar la mirada del piso para sentir el viento (amo el viento atravesado por mi rostro, y desde la noche que interrumpió mi lectura de Ciudad de cristal el aire era sólo una mole de frío para mí), comencé a escuchar más allá de lo que mi cerebro me decía, me dejé acompañar por amigos, familia y por supuesto mi perro.
Antes de Auster sólo había leído consecutivamente dos libros de un mismo autor: Pérez Subirana, que en realidad no fueron sino la predicción del desastre. En el caso de Auster fueron cuatro: Ciudad de Cristal, La invención de la soledad, La música del azar y El cuaderno rojo, los cuales, junto con Lejos de Veracruz de Vila-Matas, fueron mi cuadro de terapia necesaria para mirar las cosas de una forma distinta.
Fueron los libros de Paul Auster los que me guiaron hasta poder vivir de nuevo... El último libro que compré de él decidí no leerlo, dejarlo para una posterior ocasión que ha llegado.
Ha sido difícil escribir esto. Ha sido extraño, pero satisfactorio, recordar; antepongo una cita más del libro: "Fue. Nunca volverá a ser. Recuérdalo.", y hoy tiene un significado distinto al que tuvo entonces, y no sólo uno.
Todo lo anterior lo he escrito porque lo he recordado, y lo he recordado principalmente por la noticia de que Paul Auster estará en México, en Oaxaca, el próximo mes. Quiero ir, escuchar su plática y decirle: gracias...
En estos días parece que mi suerte va cambiando. A principios de año hablé con algunas personas (no sé si lo escribí aquí) sobre mis periodos de suerte: años pares mala suerte, años impares buena suerte; periodos que a veces se reducen y a veces se alargan. No quiero ilusionarme demasiado, no vaya a ser que creyendo estar en el lado de la buena suerte, en realidad sigo en el de la mala suerte... No quiero pensar más, lo he hecho demasiado desde que supe la noticia... no sé qué va a pasar, sólo espero poder estar ahí...

martes, 21 de octubre de 2008

Desde la semana pasada debo una reseña del concierto de Calamaro, la cual comparto a continuación junto con otra del motorokrfest.

1. Calamaro
El lunes pasado asistí por primera vez en mi vida a ver a Andrés Calamaro en concierto. Es poco lo que pueda decir y sienta que transmite la emoción, el júbilo, la algarabía de ver a uno de mis cantautores favoritos en escena. Esperado por muchos años y por muchos seguidores, el concierto del Salmón no decepcionó, antes bien dejó con ganas de más a la audiencia.
Pasé frente al Auditorio poco antes de las 5 pm (tres horas y media antes del concierto) y ya había puestos de playeras y alguna que otra persona. Cuando por fin arribamos Mariana y yo, más o menos dos horas después, por el Auditorio comenzaba a fluir la gente que iba al concierto. Buscamos alguna playera, pero ninguna nos agradó y decidimos entrar. La espera fue corta, más por la compañía que por el tiempo, y más pronto de lo que pensamos se apagaron las luces para dar paso a la música de El salmón, que inmediatamente levantó de sus asientos a la mayoría del público (aunque no faltó el imbécil que me tocó el hombro y pidió que me sentara... lo cual hice dos horas después). La energía de la primera canción fue apenas la promesa de lo que vendría después. Canciones que fueron de lo más fuerte a lo más tranquilo, del guitarrazo a la melodía, como el mismísimo estilo Calamaro, siempre con esa voz tan peculiar que le caracteriza.
Después de El salmón, alternó temas de "La lengua popular" y "El salmón", con canciones como Los chicos, Tuyo siempre y Hay días. En algún momento alguien le lanzó una camiseta del equipo de fútbol Pumas, la cual levanto, vio por ambos lados y devolvió al público (acto que no dejó de parecerme gracioso, sobretodo ante la insistencia de quienes arrojaron la playera pues, a lo largo del concierto, lo volvieron a hacer un par de veces y Calamaro nunca se quedó con ella).
Calamaro no habló demasiado, no tanto como otros artistas, pero aquello que dijo fue contundente: sentirse honrado de estar en un escenario que han pisado artistas de gran nivel, besar el piso del escenario como acto simbólico y así besar el suelo de México, prometer un seguro regreso para recuperar el tiempo perdido sin haber tocado aquí. Todo lo cual fue aplaudido y ovacionado por los que estuvimos allí.
El Salmón también se vistió de humildad al presentar a su banda. Tomándose tiempo, sin prisas, interactuó con el público para pedir aplauso a cada uno de los músicos que lo acompañaban, entre quienes resaltó Tito Dávila, fundador de Los Enanitos Verdes.
El concierto continuó con una versión de Elvis está vivo, la cual me agradó más que aquella que aparece en el álbum "Alta suciedad". El día de la mujer mundial (no tan coreada) y un par de canciones más antecedieron al momento en que Calamaro interpretó dos tangos. Fue un momento que marcó una especie de pausa, o mejor dicho de ritmo menos acelerado y que fue aprovechado por algunos asistentes para sentarse y descansar un poco.
Después de Los mareados, uno de los tangos, Calamaro volvió a su música con Estadio azteca y Te quiero igual, canción que terminó acoplando con el coro de Three little birds, de Bob Marley. Entonces comenzó la parte de "Alta suciedad" del concierto, con canciones como Loco, Alta suciedad, Todo lo demás, Crimenes perfectos y Flaca. Tras lo cual Calamaro se despidió.
Tras unos momentos en que el público pidió otra canción y coreó a Calamaro, éste decidió volver con una versión acelerada de Sin documentos, seguida de Canal 69, para dar el cierre final, contundente y emotivo con Paloma, tras poco más de dos horas de concierto.
Los mejores momentos para mí fueron El salmón, Estadio Azteca, Todo lo demás (una de las menos coreadas, creo casi desconocida para la mayoría) y Paloma (esta última por el cúmulo de emociones y recuerdos que de alguna forma se exorcizaban al ritmo de la canción, mi corazón y la compañía de Mariana –quien tuvo que soportar mis gritos al oído-: dos ilusiones se irán a volar, pero otras dos han venido... te cambio tu corazón por el mío para mirarlo y mirarlo...).
Lo único desagradable, que quizás no valdría mucho mencionar, pero no pienso abundar en ello, fue ver a tanta gente apagada. Conozco a muchas personas que hubieran usado de mejor manera la oportunidad de compartir con Calamaro. Lo curioso fue un sujeto de la fila de adelante, quien llegó poco más que muy ebrio y desde el principio saltó, gritó e incluso se encontró a quien le hiciera segunda por un rato (yo quiero un amigo así). Lo extraño, pero no tan sorprendente, fue ver a Calamaro sosteniendo una camiseta de El Tri, la cual mostró mucho más tiempo que la de Pumas y otra que le aventaron. Honor a quien honor merece, diría Iván, y quizás le dé la razón, no tanto por la música, sino por algunas letras y el significado que tiene esa banda en el rock nacional (le pese a quien le pese).
En fin, una excelente noche, con excelente música y excelente compañía. Por una noche también saltamos en contracorriente.


2. Motorokrfest
El sábado fui con Paco al motorokrfest. Por razones que no vale la pena mencionar aquí no llegamos a la hora precisa para ver al Caurtetazo de Nos, ni modo. Por las mismas estupideces olvidé mi cámara en casa de Mariana, y eso sí me arde. Sin embargo, alcanzamos a escuchar completa la presentación de The Kooks, The Flaming Lips, Stone Temple Pilots y parte de las presentaciones de Pendulum y Nine Inch Nails. De los últimos tres grupos me reservo la opinión, no es música que me guste demasiado y prefiero no herir susceptibilidades ni buscar enemistades fáciles (bueno, siempre lo son); en gustos se rompen madres, así que sólo mencionaré que STP tocaron un canción que me gusta mucho y disfruté el momento.
Al motorokr yo iba por tres bandas, la primera de las cuales no vi, pero ya he visto en pasadas ocasiones referidas aquí mismo. Había esperado por escuchar en vivo a The Kooks desde el año pasado. Su presentación me generó un sentimiento que aún no puedo definir. Por alguna razón la disfruté, pero algo me faltó. Tocan bien en vivo, no se puede negar, sin embargo me quedó la idea de que me gustan más las versiones de estudio. O quizás fue la gente alrededor de donde estábamos, entre los poco efusivos y las niñas fresas pendejas (nunca había visto en un concierto tantas hordas de ellas) que, a pesar de no hacerles mucho caso, generaban un ambiente enrarecido. En fin, no por ello (ni ellas) dejé de gozar al escuchar a una de mis bandas favoritas actualmente. Cabe mencionar que en el poco tiempo que tocaron, supieron llevar la emotividad según su programa. Iniciaron fuerte, como buena parte de la música que hacen, con canciones rítmicas y armoniosas que invitaban al baile (o, como los tipos duros no bailan, a mover casi imperceptiblemente un pie). Después vinieron canciones más tranquilas, pero todo cambió cuando tocaron Do you wanna; continuaron con mi favorita Naive, y de ahí, y por otras tres o cuatro canciones más, todo fue nuevamente ritmo acelerado hasta que dejaron sus instrumentos sonando mientras se retiraban del escenario en plena actitud rockstar.
Una vez que terminaron The Kooks nos acercamos más al escenario mientras esperábamos la presentación que, a mi parecer, se llevó la tarde. Incluso desde antes que tocaran The Kooks, el vocalista de The Flaming Lips salió al escenario a dar instrucciones a los técnicos; una vez que levantaron los instrumentos de aquellos, volvió a salir para animar al público, lanzar serpentinas y hacer las pruebas técnicas necesarias. En todo momento se escuchaban comentarios "esto se va a poner bueno", "órale qué chingón", aplausos como respuesta a cada cosa que hacía desde el escenario. Y en el momento que comenzaron a tocar (unos minutos antes de lo programado, lo cual se agradece) la audiencia explotó en júbilo y saltos para ver al frontman que dentro de una esfera rodaba por encima del público, mientras unos personajes extraños (según tengo entendido, creados por él mismo) bailaban en el escenario y el aire se llenaba de confeti y globos naranjas y amarillos. Una vez de regreso y fuera de la burbuja, todo continuó siendo buena música, luces, imágenes y un constante "ey guys! common! common! common!" hacia el público. Cabe mencionar que no soy seguidor de la banda. Apenas reconocí tres canciones, entre ellas la de cierre Do you realize??, que me gusta mucho. Sin embargo, ante tal espectáculo y excelente música declaro que me volveré fiel seguidor, fan... o mejor semi-fan, dado la suerte que corren mis bandas favoritas (terminan siempre desintegrándose, como Beirut). Puedo decir que me quedé con ganas de más, a pesar de no conocer casi nada de la música de The Flaming Lips.
Después de eso, no hay mucho que contar. Nos dábamos por satisfechos e incluso pensamos en irnos. Pero una vez ahí, no estaba de más escuchar al resto de las bandas (probablemente las que más gente convocaron). Entre un escenario y otro, el mejor momento para mí fue Interstate love song y la vibra de Pendulum (que a Paco no le gustaron, pero a mí me estaban prendiendo a pesar de sonar a algo ya escuchado).
En fin, después de eso nos encontramos a Yoyo, Omar y Natalia, con quienes compartimos unos minutos, un poco de chela y un par de chistes locales; escuchamos algo de NIN y nos fuimos. Me hubiera gustado estar más tiempo, dado que NIN sonaba realmente bien, pero bueno, será después, o si no, también puedo seguir viviendo. En general fue una muy buena experiencia.

martes, 14 de octubre de 2008

Hoy debería comenzar por hablar del fabuloso concierto al que asistí anoche, donde por cierto la pasé súper y con muy buena compañía. Sin embargo, por alguna razón focalizada (el saludo de un amigo, una canción vieja de León Gieco -no muy nostálgica, pero bue...-) entré en sentimiento de nostalgia. Ya no sé si es eso, simple tristeza, desesperanza, desesperación... lo único seguro es que no es indolencia. En fin, por ello prefiero dejar una canción que he vuelto a escuchar estas semanas, acordándome de mí, mi circunstancia y algunos amigos. Una canción que fomenta mi humor negro y autochingativo; ¡además tiene unas frases buenísimas! En especial la dejo para los amigos de la Facultad, para Jorge y Yoyo.


Beverly Hills, de Weezer

Where I come from isn't all that great
My automobile is a piece of crap
My fashion sense is a little whack
And my friends are just as screw as me

I didn't go to boarding schools
Preppy girls never looked at me
Why should they I ain't nobody
Got nothing in my pocket

Beverly Hills - That's where I want to be! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...
Beverly Hills - Rolling like a celebrity! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...

Look at all those movie stars
They're all so beautiful and clean
When the housemaids scrub the floors
They get the spaces in between

I wanna live a life like that
I wanna be just like a king
Take my picture by the pool
Cause I'm the next big thing!

Beverly Hills - That's where I want to be! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...
Beverly Hills - Rolling like a celebrity! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...

The truth is...I don't stand a chance
It's something that you're born into...
And I just don't belong...

No I don't - I'm just a no class, beat down fool
And I will always be that way
I might as well enjoy my life
And watch the stars play

Beverly Hills - That's where I want to be! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...
Beverly Hills - Rolling like a celebrity! (Gimme Gimme)
Living in Beverly Hills...


jueves, 9 de octubre de 2008

Acabo de perder unos segundos de mi vida leyendo el dato curioso que una revista me ha ofrecido: si gritaras durante ocho años, siete meses y seis días, producirías bastante energía como para calentar una taza de café. Nótese la precisión del dato, ni un día más ni un día menos... aunque no indican los decibeles o tonos del grito...
Varias revistas suelen ofrecer este tipo de datos: cuántos litros de semen eyacula un hombre en su vida, cuál ha sido el período más largo que alguien ha detenido la respiración, el porcentaje de nuestra vida que empleamos en dormir, comer o ir al baño; sin olvidar las referencias a costumbres de otros países que, por ser ajenas, resultan extrañas (en este tipo de datos, al menos en varias revistas mexicanas, siempre hay un dejo de desaprobación, de juicio negativo hacía otras culturas).
¿Cuál es la importancia de estos "datos curiosos"? No tengo idea. Supongo que alguna deben tener, dado que no me es lógico imaginar que una persona dedique, ya no digo años, al menos unos minutos de su tiempo a proyectar o investigar cuántas flatulencias produce el ser humano cada mes.
Sé que la curiosidad, después de la necesidad, es algo que ha provocado avances en el conocimiento. Al pensar en los antiguos no puedo evitar sonreir con algo de asombro. Alguna vez dije: qué pinches ganas o necedad de comerse una puta berenjena, para averiguar que la sal le quita lo amargo, al igual que ocurre con el pepino al frotar sus extremos. No puedo imaginar cuál fue el proceso mental que llevó a un ser humano a descubrir tales cosas, las cuales, sin embargo, son prácticas. Y creo que ahí radica la diferencia entre la curiosidad inteligente y la curiosidad simple: una produce un saber práctico... la otra no sé.
Espero algún día conocer la importancia que tiene saber que si grito ocho años, siete meses y seis días (no más), produciría bastante energía como para calentar mi café matutino... eso en el supuesto de no haberme muerto o suicidado antes. En fin, perdí unos segundos de mi vida leyendo ese "dato curioso", y otros tantos en escribir al respecto. ¡Joder!

miércoles, 8 de octubre de 2008

Estos días me ha dado por pensar en mí; en mí con respecto a mí, en mí con respecto a otros y en mí con respecto a lo que se supone que debería ser o hacer, y en esto último la gama es diversa, según la fuente de dichas ideas.
La palabra ego vine a mi mente. ¡Vaya forma de pensar en mí! En mí y sólo en mí. Y sin embargo, sé que eso tiene mucho de vocación autodestructiva y poco de vanidad.
En fin, lo cierto es que no sé qué me pasa. A veces siento como que todo lo bueno de mi vida está por venir. Confío más en la sabaduría de los años que en la explosión de la juventud. Por otro lado, también llego a pensar que mis años de juventud (que están por acabar, que eventualmente tendrán un final) los he vivido a medias, mediocremente. Y entonces no sé cómo mediar entre ambos pensamientos, porque uno podría parecer justificación del otro, por no decir pretexto.
También me pasa en estos días que quiero deshacerme de muchas cosas que hasta hace una o dos semanas tenían importancia. Concretamente hablo de mi colección de discos. Y lo más curioso es que, días después de que esta idea comenzó a visitar mi mente (cada vez más seguido), leí el blog de un amigo donde hablaba felizmente de los discos que han regresado a sus manos luego de haberlos perdido.
Sé que habrá más de un "amigo" que se apresurará a decirme: yo quiero éste, sin al menos pensar qué es lo que hay detrás; no tienen por qué hacerlo, ni yo mismo lo sé. Y es que si bien la situación económica no es buena y va en picada, tampoco es una causa real de mi idea. De hecho, como acabo de decir, no tengo ni una pista del por qué de mi pensamiento. Lo único cierto y real es que ahí está, que cada vez me agita más el pecho la idea de vender no sólo discos, sino libros y alguna que otra estupidez que durante años atesoré; cosas que eran significativas y ahora, al menos en estas semanas, no lo son.
Otro pensamiento que me ha rondado es que no encuentro muchas personas a las que me una un lazo real, llámese comunión de pensamientos, ideología, sueños o intereses (por ponerlo más o menos en claro). Cuesta trabajo moverse por la vida de esa manera, pero lo he hecho; con toda la conciencia de mi circunstancia lo he hecho durante varios años... es sólo que ya no lo quiero más.
En fin, supongo que todo lo anterior es una crisis propia de mi edad o sólo un estertor de mi depresión. Sé que los años pasan, que la vida se va, lo sé cada vez que despierto. No puedo engañarme, como un amigo, y estirar el periodo de juventud hasta donde se me antoje; decir, por ejemplo, que la edad oficial en que termina la juventud es a los 35 años. Y tampoco es válido el argumento: la juventud es una actitud. ¡A la mierda con eso! Claro que es un estado mental, pero también hay trabas... materiales, por llamarlas de un modo (no tengo ganas de agotarme pensando en el témino más adecuado y correcto).
En estos días también ha llegado la temporada beat del año. Cada cierto tiempo revivo mi gusto por los escritores de la Generación Beat. Escritores que amo y odio, en quienes creo y de quienes dudo. Lo único verdadero es que han y siguen siendo importantes en mi vida (no por nada mi perro se llama Corso y mi tortuga Jack... qué mierda soy, ¿cierto?). En fin, ha llegado la temporada en que releo Aullido y otros poemas de Ginsberg; en que tomo En el camino y trato de finalizar los capítulos inconclusos, la novela entera; días en que busco algo de Corso, algo de Ferlinghetti; días en que leo poemas de Gasoline (del mismo Corso) o el libro de Robert Duncan que nunca he terminado.
Creo que a final de cuentas todo lo que he pensado, lo que sucede estos días, es sólo una valoración negativa de lo que ha sido mi vida. Honestamente pienso que a razón de los años que uno vive las experiencias se van intensificando. Las ideas que ponen a la juventud como la etapa de la vida más importante nunca me han importado demasiado. Sin embargo, me hace dudar sobre la certeza de mi creencia el hecho de darme cuenta que ya no importan cosas y personas que alguna vez, quizás apenas hace unos meses, tenían un lugar en mis prioridades.
Sé que cada momento importa y hay que vivirlo lo mejor posible. Pero la corta experiencia que tengo también refrenda mi idea. Así me he movido. Es lo que quizás muchas personas nunca entendieron ni entenderán de mí, lo que me ha causado conflictos y despedidas. Sin embargo, es una creencia real que moldea mi vida. En fin... sólo suposiciones.. demasiado que pensar... Mientras tanto seguiré escuchando ese magnífico disco de Tom Waits intitulado The heart of saturday night, porque continúa dando el ambiente musical de mi estado de ánimo. Dejo algo que hallé en youtube...

viernes, 3 de octubre de 2008

Hace varios meses tuve la oportunidad de ser invitado a la presentación de una película en el pasado FICCO. El filme fue ¿Quién soy tú?, de Pável Aguilar Martínez (Shantanu). Se trata de una película muy interesante, que por momentos podría pensarse como documental, aunque quizás sería más correcto decir que el autor nos invita a parte de su vida, la cual por momentos raya en la ficción. En fin, siempre es mejor verla, y hace unos minutos me enteré que estará en la Cineteca Nacional el próximo viernes 17 de octubre a las 19:00 hrs. Dejo el trailer para quien se interese, aunque, desde mi muy personal punto de vista, éste no le hace completa justicia a la película.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Del fin de semana a hoy no ha habido un sólo día que no recuerde a un poeta. Siempre pienso en escritores que me gustan, pero lo peculiar es que han sido sólo poetas, uno diferente cada día, y los recuerdos han sido causados por factores distintos a los usuales. Hoy recordé a Renato Leduc y dejo dos poemas. El primero, en especial para Iván (culpable de haber recordado a Leduc), y es una breve muestra del humor que solía tener este escritor. El segundo es de mis favoritos, un soneto a toda regla y sencillo (aunque suelo olvidarlo cuando debo tenerlo más presente).


EL CORRER DE LOS AÑOS

No me alegro ni me asusto
por mi condición senil.
Vivo tranquilo y a gusto,
en diciembre y en abril...

Amiguitas y amigotes
me obsequian con su amistad.
Y aún no siento los brotes
de mortal enfermedad.

Con esfuerzo y con decoro,
oculto a ojos extraños,
el natural deterioro
que me han dejado los años.

El natural deterioro
de tantos y tantos años,
no se remedia con oro...
se aliviana con redaños.

Y es que se largan las cejas
mientras se pierde la vista.
Ya no te pelan las viejas
ni logras una conquista...

Mientras los huevos se alargan
mientras se acorta la pinga.
Esa largura te embarga,
y esa cortedad te chinga...

En las montañas del Norte
un labriego pontifica:
no se me achique ni acorte
ni se meta a la botica.

Y se te pican los dientes
y el cráneo luce pelón:
"Ay, reata, no te revientes
que es el último jalón..."

Y se presenta la muerte,
un día tiene que llegar.
Y como ya no eres fuerte,
al carajo; a descansar...



AQUÍ SE HABLA DEL TIEMPO PERDIDO
que, como dice el dicho, los santos lo lloran

Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.

Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.

Amar queriendo como en otro tiempo
-ignoraba yo aún que el tiempo es oro-
cuánto tiempo perdí –ay- cuánto tiempo.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo...
Antes de servirme jugo en la mañana vi la fecha de caducidad del mismo. Cada vez que alguna fecha de caducidad coincide con mi próximo cumpleaños pienso en guardar el producto hasta ese día para consumirlo. No sé por qué. Quizás la caducidad de un alimento me hace pensar en mi propia caducidad -al fin y al cabo alimento de gusanos. O acaso no concibo que ese día algo muera. ¿Pero acaso no fue justo el día en que nací cuando comencé a morir? ¿o empecé a vivir y sólo hasta ahora creo que muero? Asunto de enfoques. Sin temor a equivocarme además puedo afirmar que he resucitado muchas veces.
En fin, el jugo de naranja también se convierte en algo etéreo.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Es sumamente raro cómo encajan ciertas cosas sin darnos cuenta, sin pretenderlo. Sigo descreído de las casualidades.
El sábado vi la película A sangre fría y recordé a Sacco y Vanzetti. Hoy desperté con los primeros versos de Aullido, de Allen Ginsberg, tocando la ventana para entrar con el aire frío. A media mañana me encontré con Juan Pablo y ante nuestra plática filosófica, existencialista, apesadumbrada, él propuso que la solución es la mariguana; entonces recordé los beneficios y precauciones que propuso Burroughs acerca del consumo. Hace unos minutos pasé un buen rato leyendo otro blog donde vi un video de Bob Dylan que había visto por primera y única vez hace muchos años, y en el cual sale Ginsberg. Recordé la versión de Aullido musicalizada por Kronos Quartet, pero no quiero escucharla. No quiero releer el poema, por lo cual continuo leyendo los primeros versos de otros poemas y me encuentro con uno conocido. Varias cosas entre el sábado y hoy se acomodan. Más importante aún: desconozco la razón, pero este poema tiene los versos que me resultan necesarios este día.


America, por Allen Ginsberg

America I've given you all and now I'm nothing.
America two dollars and twenty-seven cents January 17, 1956.
I can't stand my own mind.
America when will we end the human war?
Go fuck yourself with your atom bomb
I don't feel good don't bother me.
I won't write my poem till I'm in my right mind.
America when will you be angelic?
When will you take off your clothes?
When will you look at yourself through the grave?
When will you be worthy of your million Trotskyites?
America why are your libraries full of tears?
America when will you send your eggs to India?
I'm sick of your insane demands.
When can I go into the supermarket and buy what I need with my
good looks?
America after all it is you and I who are perfect not the next world.
Your machinery is too much for me.
You made me want to be a saint.
There must be some other way to settle this argument.
Burroughs is in Tangiers I don't think he'll come back it's sinister.
Are you being sinister or is this some form of practical joke?
I'm trying to come to the point.
I refuse to give up my obsession.
America stop pushing I know what I'm doing.
America the plum blossoms are falling.
I haven't read the newspapers for months, everyday somebody goes
on trial for murder.
America I feel sentimental about the Wobblies.
America I used to be a communist when I was a kid and I'm not sorry.
I smoke marijuana every chance I get.
I sit in my house for days on end and stare at the roses in the closet.
When I go to Chinatown I get drunk and never get laid.
My mind is made up there's going to be trouble.
You should have seen me reading Marx.
My psychoanalyst thinks I'm perfectly right.
I won't say the Lord's Prayer.
I have mystical visions and cosmic vibrations.
America I still haven't told you what you did to Uncle Max after he
came over from Russia.

I'm addressing you.
Are you going to let our emotional life be run by Time Magazine?
I'm obsessed by Time Magazine.
I read it every week.
Its cover stares at me every time I slink past the corner candystore.
I read it in the basement of the Berkeley Public Library.
It's always telling me about responsibility. Businessmen are serious.
Movie producers are serious. Everybody's serious
but me.
It occurs to me that I am America.
I am talking to myself again.

Asia is rising against me.
I haven't got a chinaman's chance.
I'd better consider my national resources.
My national resources consist of two joints of marijuana millions of
genitals an unpublishable private literature that
goes 1400 miles and hour and twentyfive-
thousand mental institutions.
I say nothing about my prisons nor the millions of underpriviliged
who live in my flowerpots under the light of five
hundred suns.
I have abolished the whorehouses of France, Tangiers is the next to
go.
My ambition is to be President despite the fact that I'm a Catholic.

America how can I write a holy litany in your silly mood?
I will continue like Henry Ford my strophes are as individual as his
automobiles more so they're all different sexes.
America I will sell you strophes $2500 apiece $500 down on your old
strophe
America free Tom Mooney
America save the Spanish Loyalists
America Sacco & Vanzetti must not die
America I am the Scottsboro boys.
America when I was seven momma took me to Communist Cell
meetings they sold us garbanzos a handful per
ticket a ticket costs a nickel and the speeches
were free everybody was angelic and sentimental
about the workers it was all so sincere you have
no idea what a good thing the party was in 1835
Scott Nearing was a grand old man a real mensch
Mother Bloor made me cry I once saw Israel
Amter plain. Everybody must have been a spy.
America you don't really want to go to war.
America it's them bad Russians.
Them Russians them Russians and them Chinamen. And them
Russians.
The Russia wants to eat us alive. The Russia's power mad. She
wants to take our cars from out our garages.
Her wants to grab Chicago. Her needs a Red Reader's Digest. Her
wants our auto plants in Siberia. Him big
bureaucracy running our fillingstations.
That no good. Ugh. Him makes Indians learn read. Him need big
black niggers. Hah. Her make us all work sixteen
hours a day. Help.
America this is quite serious.
America this is the impression I get from looking in the television
set.
America is this correct?
I'd better get right down to the job.
It's true I don't want to join the Army or turn lathes in precision parts
factories, I'm nearsighted and psychopathic
anyway.
America I'm putting my queer shoulder to the wheel.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Con ganas de concocer más de la poesía de esta mujer...


I Go Back to May 1937, de Sharon Olds

I see them standing at the formal gates of their colleges,
I see my father strolling out
under the ochre sandstone arch, the
red tiles glinting like bent
plates of blood behind his head, I
see my mother with a few light books at her hip
standing at the pillar made of tiny bricks with the
wrought-iron gate still open behind her, its
sword-tips black in the May air,
they are about to graduate, they are about to get married,
they are kids, they are dumb, all they know is they are
innocent, they would never hurt anybody.
I want to go up to them and say Stop,
don't do it -she's the wrong woman,
he's the wrong man, you are going to do things
you cannot imagine you would ever do,
you are going to do bad things to children,
you are going to suffer in ways you never heard of,
you are going to want to die. I want to go
up to them there in the late May sunlight and say it,
her hungry pretty blank face turning to me,
her pitiful beautiful untouched body,
his arrogant handsome blind face turning to me,
his pitiful beautiful untouched body,
but I don't do it. I want to live. I
take them up like the male and female
paper dolls and bang them together
at the hips like chips of flint as if to
strike sparks from them, I say
Do what you are going to do, and I will tell about it.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Las últimas entradas publicadas aquí han sido de música. Siento mucho si en esta época no tengo mucho que decir y sólo transmito algo de lo que me pasa por medio de las creaciones ajenas. Esta vez no será la excepción. Si en algo vale, confieso que lo que sucede en estos días me da mucho que pensar y sentir... tanto que no puedo aún ponerlo en palabras, puesto que es como una especie de atragantamiento de circunstancias y emociones. La canción que hoy comparto, como en ocasiones anteriores, de alguna manera y sin que termine de comprenderlo, sintetiza algo de lo que ocurre... digamos que es el sentimiento de estos días...

San Diego Serenade, de Tom Waits

I never saw the morning 'til I stayed up all night
I never saw the sunshine 'til you turned out the light
I never saw my hometown until I stayed away too long
I never heard the melody until I needed the song.

I never saw the white line 'til I was leaving you behind
I never knew I needed you until I was caught up in a bind
I never spoke 'I love you' 'til I cursed you in vain
I never felt my heartstrings until I nearly went insane.

I never saw the east coast until I move to the west
I never saw the moonlight until it shone off your breast
I never saw your heart 'til someone tried to steal, tried to steal it away
I never saw your tears until they rolled down your face.

I never saw the morning 'til I stayed up all night
I never saw the sunshine 'til you turned out your love light, baby
I never saw my hometown until I stayed away too long
I never heard the melody until I needed the song.


miércoles, 10 de septiembre de 2008

Estos días he tenido sueños. Por lo general tengo sueños transgresores, los cuales en realidad me gustan aunque a veces están llenos de angustia e irracionalidad. Disfruto mis sueños porque suelen tener una historia extraña e imagenes muy peculiares. Lo primero suele darme material para escribir y lo segundo para mis ideas en fotografía. Y el hecho de que el fin de semana en un sólo sueño una parte se mostró en blanco y negro y otra a color me hizo pensar que quizás una de las razones para acercarme a la fotografía fue la búsqueda de un medio más directo para transmitir lo que vive en mi cerebro. No lo sé, y en todo caso aún me falta muchísimo que aprender con respecto a la fotografía, casi tanto como en eso de escribir literatura. En fin, he buscando en mi memoria algún fotografo cuyas imágenes sean al menos similares al universo de mis sueños y el único que aparece con cierta claridad es Dan Burkholder. Hace varios años quedé fascinado con su trabajo, y aunque no es mi fotografo favorito, sí es uno de los que más aprecio. Sobretodo por la empatía visual. Las imagenes que pongo a continuación son una muestra de su trabajo, el cual se puede ver en su página web:www.danburkholder.com.




viernes, 5 de septiembre de 2008

Aunque sin rey mago, sigo en pie

Hace varios años, quizás más de diez, tuve la oportunidad de ver a Silvio Rodríguez en el Auditorio. Después lo he visto un par de veces más, pero ninguna ha sido como aquella, por dos razones. En primer lugar, esa ocasión cedió el escenario a Fernando Delgadillo, cuya música disfrutaba mucho en aquel tiempo (aún la disfruto, pero la de esos años, no la "nueva"). Sin embargo, lo mejor de ese concierto fue el final, cuando Silvio tuvo la ocurrencia de cerrar con mi canción favortita de su repertorio. No sé por qué, pero hoy que sigo con ánimo oscuro me he acordado de eso. Son poco los momentos en que la suerte me sonrie de esa forma, pero los que han sucedido han sido maravillosos. Esa noche Silvio Rodriguez sin saberlo hizo extensivo su regalo de 6 de enero a mí. Y a pesar de ello, creo que el recordarlo hoy no es por el hecho en sí, sino por la misma canción, porque a pesar de tener el ánimo para quedarme en casa y guarecerme bajo las cobijas mientras leo, o quizás no hacer nada en absoluto, aún sigo diciendo bendito sea el paraíso algo infernal que me parió, y sí, seguimos en pie.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Por alguna razón mi estado de ánimo hoy no estaba muy bien. Fue eso el impulso que me llevó a querer poner un video de una canción en particular, la cual reflejaba dicho estado de ánimo... de cierta forma. Sin embargo, algo cambió. No sé qué, pero prefiero compartir una canción que me ha gustado mucho. La banda es Delta Spirit, la canción "Streetwalker", que viene en Ode to sunshine, un cd que espero tener pronto en mis manos aunque es de reciente manufactura -salió a finales del mes pasado, así que es probable que tarde en llegar a México.
Mientras tanto, aquí hay un ejemplo de buena música, con una letra interesante que contiene destellos de frases contundentes; mi favorita: It's a sin to sit and just do nothing, there's a special place in hell for me.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Yasujiro Ozu en la cineteca

La primera vez que escuché el nombre de Yasujiro Ozu fue hace años, cuando vi Tokio-GA, de Wim Wenders, una de mis películas favoritas. En ella Wenders nos narra una visión -su visión- de Tokio. En alguna parte inserta imágenes de una película de Ozu, las cuales me gustaron demasiado.
Desde entonces comencé una búsqueda en cineclubes y foros, con la única intención de poder ver alguna película del director japonés. Ha resultado difícil, y después de siete años sólo había tenido la oportunidad de ver una película, en dos ocasiones: Tokyo Monogatari (o Historia de Tokio), una película extraordinaria, la cual nos habla de la diferencia -y quizás choque- entre generaciones de una familia que se encuentra en Tokio, en el siglo pasado. En fin, es poco lo que pueda decir de una película que, sencillamente, me maravilló.
Esta semana (y al parecer la próxima) la Cineteca Nacional proyectará varias películas de Yasujiro Ozu, en una retrospectiva del autor. Sobra decir que espero tener la oportunidad de ver todas, las cuales serán, sin embargo, sólo una breve probada de la obra de un cineasta que llegó a filmar 54 películas, y quien se constituyó en una refrencia inequívoca del cine japonés el siglo pasado.
Las películas serán proyectadas a las 18 y 19:30 hrs., según el día, y el programa de esta semana lo pueden ver en la página de la
Cineteca Nacional.

sábado, 30 de agosto de 2008

Vivo en México, DF; ciudad de la esperanza, ciudad de los palacios, ciudad de delincuencia, según se quiera ver. Soy mexicano, pero a veces quisiera ser canadiense o inglés, sólo por el puro gusto de no ser mexicano. Tengo 28 años, aunque suelo pensar que tengo 30 o 31. Tengo 28 años y mi incapacidad de comprender el mundo es brutal, infantil, ridícula. Soy naive, ingenuo, aunque prefiero un término en griego clásico: oJ a~ntropos eujdokivas.
Es decir, un hombre de buena voluntad; y en mi caso, que se esfuerza por comprender al mundo, a los otros, y dar lo mejor de sí a ambos.
Hoy en mi ciudad se realiza, justo en este momento en que escribo, una marcha en contra de la delincuencia. Una marcha convocada por un sector específico de la sociedad mexicana, con el apoyo de otros sectores. Una marcha que está siendo televisada; que se reproduce de igual manera en varios estados de la república. Sólo hizo falta el secuestro y muerte del hijo de un empresario para apoderarse de las calles de la misma forma en que otros grupos con otras inquietudes han tratado de hacer y resultan siempre satanizados por los medios de comunicación. Pero hoy no es el caso. Hoy sí importa... para ellos.
Al mismo tiempo, como en muchas ocasiones, ocurren foros acerca de los presos y desaparecidos políticos. Víctimas de otra violencia, acaso más brutal, más llena de odio, más sin razón. Porque a final de cuentas la violencia delictiva, los robos, asaltos y secuestros -entre otras cosas- no son más que el resultado del tipo de sociedad que tenemos, de la distribución siempre inequitativa de los recursos y las riquezas del país, por mencionar lo más básico y visible (hoy no se trata de analizar eso). Y aquellos que se benefician del estado de las cosas no están dispuestos a pagar las consecuencias. No, no justifico los delitos, pero intento comprender lo que viene detrás, más allá de la disputa entre partidos que se acusan de ineptitud y se señalan con el dedo cuando mejor les conviene.
No, no hay justificación para la delincuencia ni la violencia. Nada justifica un secuestro o un asesinato. Pero mucho menos se justifica la diferencia al valorar una vida sobre otra; menos aún el olvido.
La gente que hoy marcha en mi ciudad es muy distinta a la gente que marcha cada semana. A aquellos que se defienden de la impunidad y el crimen promovido en ocasiones desde el Estado mismo. Muy distintos también a mí, que nunca marcho y sólo a veces levanto la voz. Cada quien tiene su trinchera, la mía está aquí. Respeto lo que hacen otros, pero no respeto la marcha de hoy. Me disgusta, porque detrás de ella sólo veo distinción social, indiferencia y olvido. Tal vez estoy equivocado...
Sin embargo, por ellos, desde aquí, con todo y la enfermedad, no pude mas que levantarme y escribir. Por aquellos cuya voz fue callada; por aquellos que aún faltan por caer. Porque soy mexicano, tengo 28 años y una larga lista de muertos bajo el suelo que camino... y ausencias que, por la forma en que se dieron, pesan.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Estas semanas no he tenido tiempo de escribir aquí ni en ningún lugar. La premura de asuntos pendientes, la rápidez del tiempo y ahora el cansancio son algunas de las razones que me alejaron del blog y la escritura en general.
Hoy la enfermedad reaparece y mis ánimos no son tales, sino acaso un intento por no dejar de hacer algo, por continuar con una idea y una forma para mi vida, por escribir aunque sea algo sin sentido y dejar mi voz fluir.
No hay más que decir. Quiero tiempo, necesito tiempo, como diría Benedetti. Sí, ese tiempo que no se escapa entre las manos por la sencilla razón de que nunca lo poseemos. La posesión de lo imposible, un motivo que ha dirigido mi vida muchas veces. Y vengo a darme cuenta y a ponerlo de manera clara escribiendo sin sentido.
El día ha valido la pena.

viernes, 15 de agosto de 2008

Naive

Creo que la vulnerabilidad sentida en estos días se debe, en buena medida, a las mentadas de madre que el tiempo de sorraja en la cara desde hace mucho. El problema, en realidad, es que soy demasiado lento para darme cuenta de las energías que mueven ciertas circunstancias; demasiado lento para visualizar la totalidad de las cosas. O quizás –y a ésta opción me parece más acertada- demasiado ensimismado en un lado de la moneda (aunque sea el lado del sol, no deja de ser sólo un lado), y por supuesto demasiado ingenuo (prefiero el término inglés: naive), o mejor dicho, demasiado terco en mantener la infantil confianza en la bondad del mundo. Esto último quiero tenerlo por siempre... a final de cuentas es lo que me ha mantenido respirando. Sin embargo, se impone la prontitud de mediar entre mi "ingenuidad" y la realidad.

jueves, 14 de agosto de 2008

Siguiendo este método de reconocimiento que me ha llevado a encontrar y conocer un poco más de mí, hace unos minutos me di cuenta que el JJ que arribó a Toronto el 10 de septiembre de 2004, nunca volvió a la ciudad de México. Sé que ese yo se quedó en algún lado. No sé si se arrojó a la fuerza natural de las cataratas en Niagara, si fue al ver un árbol en Guelph, si se convirtió en un punto cada vez más pequeño mientras el tren avanzaba, si se perdió en los tiempos de Quebec, o al leer un billete de cinco dólares con una inscripción de un autor vivo, o al mirar la escultura de unos niños en su uniforme de hockey, una escultura que refleja una parte de la gente canadiense –sólo una parte, seguro, pero una parte al fin. Lo único que me queda claro es que no llegó conmigo de regreso a México.
Lo raro es que estos días, en los que sin saber por qué me siento fuera de mí, parece que el espíritu de ese yo me viene a visitar. Aunque en apariencia avanzo, por alguna razón me siento estático. (Aparece Zurdok: siempre me encuentro dando vueltas tan rápido, cuando en realidad permanezco estático)
Algunos problemas han cedido, pero me abruma la incertidumbre de que se trate sólo de una retirada para tomar fuerza. Al menos ya tengo una especie de trabajo, esporádico y no seguro, con una paga deficiente, pero un trabajo al fin y al cabo; además, un trabajo que disfruto por los beneficios que me brinda más allá de lo monetario: conocimiento, por ejemplo.
Sí, las cosas mejoran pero siento que siguen sin mejorar. ¿Costumbre? No lo sé. Tampoco estoy para pensar serenamente. Voy y vengo, proyecto y me retraigo, visualizo y me lleno de desesperanza. En fin, soy yo sin ser yo. Soy el JJ proyectado en el futuro, el JJ del pasado, el JJ que nunca fue y no será, el JJ que quise y no pude, pero creo que no soy el JJ que está aquí, que vive y respira, que camina cada día. Ese parece haber intercambiado su lugar con muchos otros. Sé que estoy... pero no estoy... y por supuesto no soy. A pesar de cierta confianza en la vida y en la resistencia de mis sueños, me siento un poco más perdido de lo normal; y más vulnerable que nunca.

lunes, 4 de agosto de 2008

A veces, a pesar de estar acompañado me siento solo, o simplemente busco yo un momento de soledad. Es la costumbre fabricada desde que tengo memoria. Hace unas semanas estuve en la playa con algunos amigos. Mientras ellos jugaban futbol, uno más los filmaba, y la única mujer cuidaba del bebé, decidí ir a caminar. No sé cuánto habrá sido. Caminé mirando el agua filtrarse en la arena, volviendo la mirada hacia el norte, el sur y el este, al inmenso mar abierto. Siempre he sentido una especie de rara nostalgia cuando estoy en un lugar donde hay una fuente de agua; por supuesto, el mar no es excepción. Es como si una parte de mí sintiera un futuro lejano, o quizás es que en esos lugares siento en el cuerpo ese sentido de pertenencia que hace mucho perdí, en un lugar que aún no logro ubicar, en la tierra o mi memoria.
Caminé sintiendo que mi cerebro trabajaba a una velocidad llena de vigor, aunque fui plenamente consciente de que no pensé nada. Al cabo de un rato la pude ver, y me fui acercando con la sensación corporal de dirigirme al encuentro con algo que me revelaría un poco de lo que en mi cerebro trabajaba y mi consciencia asimilaba como un hueco. Después de varios metros estuve al lado y no pude evitar tomar algunas fotos (aunque como bien dijo un amigo, se trata de un recurso ya visto).
Estando allí me refleje en el objeto encallado y -aparentemente- falto de utilidad: esa pequeña balsa que parece esperar serenamente su regreso al mar, la que estando sólo a unos pasos, por alguna razón necesita una ligera ayuda para encontrar su rumbo, su propósito y fin.
Después regresé con mis amigos, y comprendí un poco más mi nostalgia por los sitios con ríos, lagos o mar. Comprendí también esa suerte de empatía con el objeto fotografiado. Y aunque aún no puedo terminar de explicármelo y describirlo con palabras, creo que mi presentimiento fue acertado.

jueves, 31 de julio de 2008

Creo que en este mundo hay varios tipos de escritores. Por primera vez en la vida –y quienes me conocen podrán atestiguarlo-, declaro que soy escritor. Quizás es la buena mañana que he tenido, o el asentar en mi cabeza que la única manera de algún día publicar algo es escribirlo antes. Puede sonar muy lógica esta última declaración, pero en mi mente las cosas han funcionado de manera distinta. Siempre queriendo tener una obra cumbre -ya completa y perfecta como círculo- en la cabeza, para después escribirla. Las cosas no son así. Generalmente mi mente va más rápido que mis dos índices en el teclado; de hecho, mi mente va más rápido que mi propia lengua al hablar. Así que hoy ha sido uno de esos días en que despierto con esa realidad y no me aterro. Siempre me ha costado que mis amigos y mi familia me vean como un escritor, tanto que cuando alguien me presenta con las palabras mi amigo el escritor, suelo poner lo que supongo una cara afectada, con el gesto de seguir rumiando el miedo que detiene mi aliento de escritor.
En fin, hoy he escrito una página más de ese proyecto casi eterno que se ha convertido mi novela. Hace poco un lector del blog me dijo espero que hayas terminado esa novela, y aunque con un poco de pena declaro que sigue inconclusa, hoy con más tranquilidad y honestidad que ayer puedo acotar: pero sigue caminando.

miércoles, 16 de julio de 2008

Filosofía barata

Para un amigo... Espero estar equivocado en mis más recientes apreciaciones respecto a él...

jueves, 10 de julio de 2008

El ánimo en estos días ha mejorado... relativamente. Así que por el momento prefiero seguir poniendo videos. Éste, en particular, se lo dedico a Mariana (maybe my replay with happy ending), quien ha proporcionado la dosis de felicidad necesaria en estos momentos.

lunes, 7 de julio de 2008

No es necedad mía: no hay casualidades. Después de años (más de 10, creo), hoy me encontré con esta canción, así que busqué el video y la comparto. La importancia está en algunas frases: dreams last for so long, even after you're gone...
La manera en que funciona el mundo es de un pinche humor demasiado negro. El viernes, luego de escribir aquí, sucedió algo que desbordó la fuente nostálgica de forma más violenta y contundente. Me pregunto por qué las personas que más queremos son las que tienden a herirnos con mayor facilidad y frecuencia. Y la respuesta, al menos en mi caso, es fácil, porque la gente lastima mientras importa, una vez que me deja de importar alguien, simplemente no pasa nada. El problema son esas personas que nunca dejan de importar.
El viernes una vez más me dieron un golpe directo adonde más duele. Como para decirme, jajaja, imbécil, la paz nunca llegará. El resto del día repetí versos de la cancion que compartí aquí.
Hoy, por alguna razón, sólo alcanzo a reir acremente, a no pensar nada, repitiendo las palabras de Miguel Hernández una y otra vez, viendo sin ver, recordando al punto de la lágrima, con miedo y con fastido, desconcertado y desconcentrado... hoy sólo tengo ansías de arrancarme de cuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato.
Transcribo el poema, de Miguel Hernández


Me sobra el corazón

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias,
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos en mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella,
y me busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacía más.
¿No véis mi boca qué desengañada,
que inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra el corazón.

Hoy descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

viernes, 4 de julio de 2008

Perra nostalgia danza

I
Hace dos noches me sorprendí al ver fotos de mi viaje a Canadá, y posteriores. En promedio cuatro años de añejamiento. La última vez que abrí esa caja de recuerdos fue cuando una fuerza interior me hizo desaparecer todas aquellas imágenes que ya no serían más; y hace dos noches me pregunté si la razón de mi reticencia a organizar fotos en álbumes no sería esa certeza de saber que cualquier imagen en foto no será nunca mas. Y es que la certeza se hizo más contundente cuando vi con detenimiento al yo que aparece en ellas; sobretodo al ver la mirada que ya no encuentro, el gesto, la atmósfera facial de simplemente no estar ahí, de estar perdido.
Sé que hoy la circunstancia es distinta, aunque no puedo anteponer el adverbio "totalmente". A veces todavía es como si no estuviera donde estoy, como si viajara a mis pequeñas eternidades, entre ellas esas fotos que reposan, que casi nunca ven la luz del día ni la de otros ojos que no sean los míos (en eso sí soy muy reservado, no sé por qué). Sin embargo, otra veces sé que estoy más aquí, más conmigo y con la confianza de saber que, sin saber cómo, un día llegaré a ese lugar que se aparece entre bruma y niebla, entre fantasmas y promesas, entre compañías y soledad.

II
Mi ánimo en estos días ha sido -a falta de nuevo vocabulario para expresarme-: patibulario. Ha vuelto la nostalgia siguiendo a la desazón, la incertidumbre de los planes aún no concretados. Y por alguna razón en mi cabeza retumba el verso Perra nostalgia danza... una y otra vez.

III
Sin querer, sin saberlo, mi amigo Iván provocó un derrumbe de nostalgia hoy por la mañana. Tuvo a bien enviarme un video a hi5. Un video de un grupo que al parecer yo no conocía. Sin embargo, grande fue la sorpresa y el cúmulo de recuerdos que se desgajaron mientras, más que ver el video, escuchaba la canción. O mejor dicho, fue como si en el video se superpusieran dos secuencias: la propia del video y la de varias escenas de mi vida. Y es que se trata de una canción, de esas que hay muchas en mi soundtrack personal, que alguna vez la inyectaba directo a mis venas para dejarme ir en la nebulosa de melancolía, y me recordaba a un amigo, y quizás, sin saberlo –como he ido descubriendo de muchas cosas-, a mí mismo.

IV
Perra nostalgia danza... Perra nostalgia danza / croa, barrita ladra... Perra nostalgia... Perra, mil veces perra!!!!! El maestro Efraín Huerta... -quizá la única aportación importante que he hecho a la cultura literaria de mi amigo Miguel Ángel (importante según su visión estética, claro)-. Y de él, reproduzco el poema, el único que tiene un viejo boleto de trolebús, con el número 2508160, como separador en ese libro de Poesía Completa que, ¡carajo!, por su anatomía no puede ser mi libro de bolsillo, pero sí de cabecera.


Perra nostalgia

Perra nostalgia danza
croa, barrita, ladra
ancha elefanta pareja
para parar las almas
de cabeza
Cabecear
llamear la cara espalda
de la noviecita santa
en la húmeda banca
de San Sebastián

Decirle me amas y me ama
porque a todos nos ama
carambola dorada
de tres bandas
Amada
falda larga bocaza roja,
brasero en Justo Sierra
y en San Ildefonso
Besada excelsamente
en la matiné del
Goya
luego manoseada
avaramente atrinchilada
abeja reina madre
antorcha adolescente

Estaba el primer libro
de Rafael Solana
el primero de Octavio
Se conspiraba se era pobre
se empurpuraba la poesía
porque queríamos ser
recelar masturbar el viento
aromar la algarabía
al pie de los murales
de Siqueiros y Orozco
Vagar
estudiar
criminalmente

Vagar ahora
vagancia elefanta
cocodrila de dieciséis patas
Cafetear en el café
del chino Alfonso
y sabiamente huir
beber absurdamente
como asnos en celo

Danzar la perra danza
(Preparatoria Nacional)
mentársela a Kelsen
(Escuela de Derecho)
y emprender la fuga
decisiva
con pasos de tezontle
y un hambre endemoniada

La Poesía es una santa
laica
liberalmente emputecida
hasta el cansancio.

19 de febrero de 1971



Nueve años un mes antes de que yo naciera... Y ahora que lo vuelvo a leer y que lo transcribo, un airecillo me erizó la piel. Y parece que esta nostalgia cede, que se va por un momento. Huerta, y algunos otros escritores, tienen ese efecto de potenciar un sentimiento o hacerlo desaparecer, o al menos darle contención y rumbo.