lunes, 29 de octubre de 2007

Es díficil hablar de amor... sobretodo cuando crónica y recurrentemente has dejado de creer y vuelves a creer en eso. Y si resulta difícil hablar, es peor si se intenta definir. Creo que se trata más bien de cosas pequeñas, de detalles incluso cotidianos. Al menos para mí, lo más cercano a una definición lo encontraría no en palabras, sino en esos instantes cuya grandiosidad se encuentra en que forman parte de la vida diaria que sólo conocen dos personas.
Sí, para mí es así de simple. Quizá por ello me gustan las cosas sencillas. Tal vez por esa misma razón disfruto canciones que hablan de momentos cotidianos y comunes, que a cualquiera le pasan. No lo sé... el caso es que estos días he escuchado a Jens Lekman y por alguna razón que no puedo definir ni me preocupa entender, sólo he podido pensar en Mariana.

martes, 23 de octubre de 2007

Hoy revisé el “Diario” de mi amigo Omar. Volví a leer las últimas entradas y recordé lo que quise decirle desde hace un par de semanas. Él mencionó que cree que nadie lee lo que escribe, pero que no le importa porque lo hace para recordar los instantes recientes. Entonces, y ahora, pensé en los motivos de escribir... en especial el dejar constancia de las cosas buenas... o incluso de las malas... en fin, de las cosas de la vida en general.
Ya he escrito aquí varias cosas sobre mis razones para escribir. Y todas se resumen en intensificar esta extraña experiencia que es estar vivo. A veces, como Omar, escribo sólo para volver a los instantes recientes. Recuerdo que empecé este blog pensando que quizás nadie lo leería y me he llevado agradables sorpresas. Así que cuando leí el "Diario" de Omar no quise dejar ningún comentario, sino más bien darle una respuesta a mi modo, en este sitio que espero siga visitando (él, y quien sea que por aquí pasé porque todos son bienvenidos). En fin, esta es mi forma personal de decirle a un buen amigo que sus palabras, y las experiencias de las que derivan, no se quedan en las hojas virtuales de su Hi5.

lunes, 22 de octubre de 2007

29 - 7

¡Oh, Universidad! Escucha con que ardor,
entonan hoy tus hijos, este himno en tu honor.
Al darte la victoria, honramos tus laureles,
conservando tu historia, que es toda tradición.
Unidos venceremos y el triunfo alcanzaremos,
luchando con tesón, por ti Universidad.
Universitarios, icemos siempre airosos,
el pendón victorioso, de la Universidad.
por su azul y oro lucharemos sin cesar,
cubriendo así de gloria, tu nombre inmortal.
¡¡¡México, Pumas, Universidad!!!

Es extraño, con la Universidad me ocurre algo muy similar a lo que me pasa con mi país: no la amo, pero daría la vida por algunos lugares y cierta gente que ha formado parte de su historia y, por supuesto y sobretodo, de mi historia. Después de 12 años de estar vinculado de alguna manera con la UNAM, debo decir que muchos de los mejores momentos (y de los peores, claro) de mi vida, han ocurrido en algún sitio de la Universidad.
Ayer fui a ver ganar al equipo de Fútbol Americano. Éramos visitantes, pero en algún momento el aire llevó a mis oídos el Himno universitario, una de las pocas cosas que logran erizarme la piel cada vez. Creo que no puedo encontrar mejor momento para transcribirlo, que una victoria de los Pumas sobre las Águilas Blancas. Volviendo un poco así a la tradición de la cual surgió este himno.

jueves, 18 de octubre de 2007

Piropos

Hay de piropos a piropos. La gama es más que amplia. Pueden ir del inocente al más guarro y vulgar. En lo personal no suelo decir nada a las mujeres que veo por la calle. De hecho, sólo en ocasiones le he dicho algo a alguien y más bien han sido amigas o chicas que me gustan y conozco. En contraparte, también han sido pocas las veces que me han dicho algo. Por lo general no ha pasado de un silbido o una palabra que más que halagar me deja pensando en la ceguera de ciertas niñas. Sin embargo, el domingo me gritaron lo más guarro que me han gritado y no puedo dejar de mencionarlo. Iba por Paseo de la Reforma caminando con Mariana e Iraís. Platicábamos de no sé qué, cuando desde una camioneta se escuchó un sonoro: “Ese de rojo, me lo chupo y me lo cojo”. Quedé sorprendido. Las palabras no son las más finas que se pueden hallar en el catálogo de piropos mexicanos, pero sí son de las más usuales. Sólo que nunca creí ser el receptor de esos halagos. En fin, más allá de pensar que podría haberme paseado en una Xtrail o una Jeep (no recuerdo que era), debo decir que de una extraña manera me hicieron sonreír. Dudo que la tierna mujercita que profirió tal alegato de poesía lea esto, pero por si acaso y en correspondencia, dejo una canción que da algunas muestras de lo más refinado del catálogo mexicano de piropos. Es de Botellita de Jerez...

lunes, 8 de octubre de 2007

Leyendo a Safo recordé... ...... ............ ...........................

............. Pero también, leyéndola descubrí que soy una manzana:

Sola, en alta rama, tórnase roja dulce manzana; alto, en lo más alto, a los recolectores pasa inadvertida... no, no inadvertida, es que no pudieron alcanzarla.

Safo, frg. 78

sábado, 6 de octubre de 2007

Creo que tenemos en la vida dos opciones básicas: sonreír o llorar, amar u odiar, añorar u olvidar, resentir o perdonar. Sí, ya sé que hay muchos matices, pero creo que siempre hay una tendencia hacia alguno de los polos. Estar en el justo medio sería no sentir nada, y al menos a mí me resulta imposible. No digo que si eliges sonreír siempre sea así, es evidente que en algunas ocasiones estamos de un lado y luego del otro. No obstante, también tengo la convicción de que uno se puede trazar un camino que tome constantes salidas hacia alguno de los extremos. En mi caso, he pasado mucho, mucho tiempo en el lado amargo. Y la verdad es que me clavo estando ahí. Pero creo que las personas que me conocen saben que igualmente, aunque baje a los abismos siempre termino sonriendo. Algunos pueden decir que es humor negro, porque por muy de la chingada que me sienta, nunca falta mi pensamiento ácido –e incluso chingativo hacia mí- para generarme y, en ocasiones, generar sonrisas.
Hoy fue un día de matices. Un día laborioso en la mañana. Por mucho que me guste tirarme a la flojera, los días que más disfruto son en los que siento haber hecho algo útil (digo útil porque me refiero a mí y sólo a mí, no me gusta la palabra “productivo”). Y las primeras siete horas de mi día se consumieron en el estudio de griego clásico. Luego vinieron dos horas de latín... puro rush, pura felicidad...
Después descubrí que el concepto “lugares comunes” puede ser sólo una forma despectiva de llamar a frases surgidas de la sabiduría humana heredada desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, decir que las palabras se las lleva el viento es una frase hecha, pero tan verdadera como decirte a ti que justo ahora me estás leyendo. Y bueno, hoy constaté que las palabras se las lleva el viento y a las cenizas también. Más tarde confirmé que por más que me caiga o traten de tirarme siempre me levanto y justo ahora, en este momento de la noche (1:43 am) también confirmo que no hay mal que por bien no venga, que siempre habrá un mañana, que siempre se puede dar otra vuelta de tuerca más.
También confirmé por millonésima vez que aunque las palabras se las lleva el viento, he tratado de construir mi vida y mis actos de modo que mis palabras no sean tan endebles a la hora de actuar; poner en armonía y concordancia todo lo que sale de mi boca o de mi pluma con aquella forma en que me conduzco por esta perra vida. Algo no tan fácil en este mundo de mierda y menos en esta jodido país, pero tampoco algo de lo cual envanecerme en demasía. Vamos, se trata sólo de ser coherente conmigo. Y es que si hay algo que no soporto, y que es más que común, es que la gente diga cosas a la ligera, aunque a veces las haya pensado mucho tiempo.
Y hoy me puse en una situación en la cuál no sabía qué esperar y de la cual “salí” con un cúmulo de emociones y sentimientos más que contradictorios y encontrados. Salté del rencor al perdón, de la tristeza a la alegría y un largo etcétera. Al final puedo decir que fue algo ilustrativo, algo que aunque por momentos dije “para qué lo hice”, sé que fue bueno para mí por el simple constatar cosas que ya sabía y solito trataba de tapar y afirmar lo que quiero y no quiero en mi vida.
Hay que aceptar que a veces uno se equivoca... Y aunque desde hace años he estado convencido de que en esencia uno está solo (solo naces, solo te mueres), hay ocasiones en que esa creencia es puesta a prueba, flaquea al punto de estar muy debilitada en el último año y medio. Personas como mi padre, Mauricio, Tona, David, Yoyo, Miguel Ángel, Omar, Juan Carlos e Iván me han demostrado que ese estar solo no es del todo cierto (mencioné tantos nombres que decir que he estado solo sería una verdadera mamada). Y hoy no puedo dejar de escribir que en este cúmulo de contradicciones estuve acompañado por el buen Iván. Cada uno con sus aflicciones, pero creo o me gusta creer, que para él fue, como para mí, algo importante sentir, al menos por unos minutos, que los momentos en que estamos desenfocados son más llevaderos cuando estamos con un similar, un hermano.
A final de cuentas, como es mi bendita costumbre, dejé lo malo de lado y caminé sonriendo. Hace unos años, por muchas cosas buenas que tuviera en mi vida, como las que ahora tengo (en una circunstancia menos favorable que antes), me hubiera tirado a la mierda y la cerveza Grolsch que ahora bebo hubiera sido tema de borrachera de olvido en lugar de tema de gozo. (Pasaron casi tres años antes de que pudiera beber Grolsch en México... y ayer las encontré con Mariana!!!!!!!!!!! :)!!!!!).
Como dije al principio, hay dos polos, entre ellos un sin fin de matices, pero uno puede elegir hacia que lado inclinarse. Y me gusta darme cuenta que aunque descolocado, al final busco ser feliz, sonreír por el simple hecho de saber que hoy puedo hacerlo con la certeza de que mañana es una incertidumbre total, y por eso no quiero derramar más vida con imponderables ni con cosas que no lo valen.
También ha sido bueno escuchar una cancioncilla de Las Pastillas del Abuelo intitulada "Otra vuelta de tuerca". Aunque no conozco mucho de esa banda, esta rola es buena o cuando menos lo ha sido hoy y otros días.

jueves, 4 de octubre de 2007

04-10-07 Fecha especial


Hoy nació el más joven integrante del llamado colectivo preparatoriano... Y aunque por una parte digo "con padres así, qué futuro le espera a la humanidad!!!!", lo cierto es que estoy feliz. Comparto la alegría de mi hermano Jous (Juan Carlos) y su mujer Yaz (Yazmín) y les dedicó unas cuantas líneas en este espacio.

Felicidades a los nuevos papás, espero sepan que ese ajolote que tienen ahora entre los brazos ya es un niño muy querido tanto por mí, como por la bola de tíos que aunque formamos un grupo cerrado y mamila de borrachos, somos puro corazón entre nosotros.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Los días se van yo me quedo

Ayer cuando salí de mi casa iba descolocado y sólo podía recordar los versos: “Llega la noche suena la hora/los días se van yo me quedo”. Todo el camino hacia la Universidad mi mente espaciaba los blancos con la voz de Apollinaire.
Cuando por fin entré en el salón de clases, la inmersión en el mundo antiguo disipó mis vaguedades, mis pensamientos sin pensar, mi estado de conmoción... Después vino un ir y venir por bibliotecas hasta que finalmente encontré por mera suerte el libro que buscaba. Comencé a trabajar y unos minutos más tarde llegó Mariana. Me sentí feliz y estudiamos juntos. Luego vinieron un pequeño problema con el coche, cena de pizza y el regreso a casa para quedar dormido sin darme cuenta...
No fue sino hasta hace unos momentos que volví a pensar en la descolocada de ayer y sus motivos. Aunque fue algo que estuvo presente a lo largo del día, el estado anímico que provocó fue equilibrado por cosas buenas: el mundo clásico, la palmada del amigo Iván y el tiempo con mi novia. Justo hace unos minutos que pensé en ello, busqué mi libro y leí el poema que nunca memoricé completo y al recorrer las líneas me hizo mucha coherencia la razón por la cual ayer, durante casi una hora, no pude sino repetir en mi cabeza: “Llega la noche suena la hora/los días se van yo me quedo”.
Transcribo el poema de Guillaume Apollinaire completo. La traducción es de Manuel Álvarez Ortega, publicada por Visor.


El Puente Mirabeau

Bajo el puente Mirabeau corre el Sena
Y nuestro amor
¿Es necesario que lo recuerde?
La alegría viene siempre tras la pena

Llega la noche suena la hora
Los días se van yo me quedo

Con las manos unidas estamos cara a cara
Mientras bajo el puente
De nuestros brazos pasa
La ola tan cansada de las eternas miradas

Llega la noche suena la hora
Los días se van yo me quedo

El amor se aleja como este agua que huye
El amor se aleja
Lento como la vida
Y violento como la esperanza

Llega la noche suena la hora
Los días se van yo me quedo

Pasan los días y pasan las semanas
Ni el tiempo que se fue
Ni los amores vuelven
Y bajo el puente Mirabeau corre el Sena

Llega la noche suena la hora
Los días se van yo me quedo