viernes, 30 de noviembre de 2007

Necedad 1

Descubrí que por alguna razón la música que he puesto aquí no se puede escuchar. Espero que sea algo temporal. Y la verdad es que soy bien terco, así que si no es con la cuenta de esnips, pues tendrá que ser con el grandioso youtube...
No tengo tiempo para escribir algo. Así que esta entrada es sólo producto de mi necedad, esperando que al menos a una persona le interese ver este video (sé de al menos un amigo que será feliz). Es de la canción que puse la vez pasada, y que supongo casi nadie ha podido escuchar.
En verdad es alegre esta melodía.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cambio

Esta entrada ha sido cambiada. Mi buena conciencia me hizo ver que quizás podría herir muchas suceptibilidades. Y un amigo también me causó que reflexionara más. Lo que había escrito, en resumen, era una mentada de madre contra el mundo y mi propia vida.
Al primero al que le pego es mí mismo, siempre. Y la verdad es que mi estado de ánimo no ha cambiado mucho. A veces pienso que la vida es brillante y otras que es oscura. No conozco puntos medios. Así que si ya estoy jodido yo, para que joder a más personas. Por eso y como de verdad ya me da lo mismo, he hasta pensado cambiar el giro de este blog... ya veremos...
Mientras tanto, dejo esta alegre melodía.

martes, 27 de noviembre de 2007

Bonsái

A veces cuando mi estado de ánimo se debate entre la profunda melancolía aderezada con nostalgia y las ganas de vivir unidas a un ímpetu inexplicable, suelo definirlo yendo a alguna librería. Pocas veces funciona. No tengo un peso partido en dos. A veces pienso que todos deberíamos tener dinero al menos para el ataúd en caso de algún desastre. Pero esa no es mi circunstancia, y mi vocación autodestructiva hace que una y otra vez derrame dinero en libros que no siempre leo, en discos que dejo de escuchar, en comida y todo tipo de estupideces. En fin, decía que pocas veces da resultado el ir y gastar dinero... Bueno, no, el ir y gastar dinero casi siempre funciona porque esa vocación autodestructiva pide ser alimentada, saber nuevamente que no tengo nada (por eso empecé a jugar póquer, para perder). Pero nuevamente me desvío del tema. Lo que pocas veces da resultado es ir a una librería con ansía de leer, comprar un libro y empezar ese mismo día.
Anoche funcionó. Gasté casi todo lo que había en mi cartera en dos libros. Uno de ellos, Bonsái, de Alejandro Zambra, me atrapó desde las primeras líneas. “Al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura:”. Así termina el primer párrafo de la corta narración. Ella muere y el se queda solo, dice unas líneas antes. Pienso que la coincidencia con el nombre tuvo mucho que ver con que me atrapara. Justamente ayer tenía que encontrar una novela que iba a contar una historia de amor, donde el protagonista se llama Julio, ella muere y él se queda solo. Hace unos años leí El testigo de Juan Villoro, una novela que me gusta mucho, pero que casi no lo digo porque a veces resulta un poco doloroso recordar, saber que en la historia de su personaje, Julio también, encuentro similitudes, o más que eso, que en esa novela encontré el presagio de lo que podría pasar tiempo después.
En fin, dejaré las reflexiones casi crípticas y me enfocaré en la novelita de Zambra. Se trata de un relato breve, con trazos cortos pero precisos para contar lo que quiere contar. No encontramos un desarrollo extenso y prolijo, sino más bien formas condensadas, resumidas, que ofrecen la información necesaria para conocer la historia. Y esas formas breves son fluidas, por eso, aunque desde el inicio de la novela sabemos lo que va a pasar, la forma de narrar hace que uno quiera enterarse de cómo va pasar, o de qué es lo que pasa antes. La historia es de Julio y Emilia, quienes estuvieron unidos por amor y por literatura y después se separaron. Ella se va a España, donde muere. El se queda en Santiago, vende sus libros y se dedica a hacer un Bonsái. En la novela aparecen otros personajes, pero el narrador constantemente recuerda que la historia es de Julio y Emilia, abreviando así las historias secundarias, que al final convergen con la muerte de Emilia. Por que ella muere, mientras María (otra pareja de Julio) se aleja del metro en Madrid, y en Chile, Anita, la mejor amiga de Emilia, escucha a su madre sin ganas, y en una clínica coinciden sin conocerse Andrés, el ex esposo de Anita y Gazmuri, el escritor que no quiso contratar a Julio para la transcripción de su novela... y esa noche Julio duerme mal y se levanta varias veces a observar el Bonsái cuyo diseño trazó el mismo día que hizo el dibujo de una mujer con rasgos de Emilia y María.
El otro día me dijeron que nada permanece, que nada es para siempre. Y eso lo sé muy bien. Y acaso es ese uno de mis grandes temores: la certeza de saber que todo puede terminar. Y bien, muchas cosas han terminado. De muchas personas me he despedido a lo largo de mi vida (ya no tan corta, pero tampoco muy larga). Sin embargo, muchas veces me pregunto qué habrá pasado con esas personas que de alguna manera siguen siendo parte de mi vida. Y creo que pude notar en mí, el sentimiento de Julio en la escena final de la novela. Me ví a mí haciendo lo mismo que él, hundido en la desazón y la nostalgia, tomando alguna decisión parecida.
No sé si lo que escribí sea lo mejor para hablar de la novela de Zambra. Baste resumir que me gustó, que tocó fibras especiales en mí que aun debo terminar de digerir y que la recomiendo.
Alejandro Zambra, Bonsái, Anagrama, Barcelona, 2006, 94 pp.

domingo, 25 de noviembre de 2007

La Blogothèque

En estos días encontré una paginita de internet donde convergen varios artistas que me gustan, algunos de los que he hablado recurrentemente como Beirut, Sufjan Stevens y Jens Lekman, y otros que no he mencionado tanto, o en absoluto, pero que igual me gustan como José González, Arcade Fire, Tapes n’ tapes, The Divine Comedy, The Kooks, A Hawk and a Hacksaw y Au revoir Simone, además de otros más que no conozco pero pueden ser interesantes.
La Blogothèque c
uenta con una sección donde se pueden escuchar canciones en mp3, artículos y entrevistas (para los versados en francés porque la página es francesa). Sin embargo, la sección que me parece la más interesante es de videos, llamada “Concert à emporter” -que en español sería Concierto para llevar, si no me equivoco- y bueno, prefiero no decir más, creo que el título de la sección puede dar una idea de cómo son esos videos y mejor dejo que el interesado los descubra. Algunos de estos videos también están en youtube con el usuario LaBlogotheque.
Dejo ahora a The Kooks, para variarle un poco.
Pienso en escribir algo. Lo pienso una y otra y otra vez, y suena bien en mi cabeza. Sería bueno escribir. Tengo cosas que decir. Pero la verdad no tengo ganas de hacerlo. Las cosas importantes requieren tiempo para escribirlas como es debido, o no sé si como es debido, pero al menos como me parece más decoroso. En fin...
Por otra parte está la necesidad de asimilar emociones y sentimientos. El enfrentarse a situaciones de alta felicidad y sus opuestos en menos de 48 horas requiere un periodo de calma que no tendré... Buenas y malas noticias... la mayoría buenas... otras que no hacen sino recordarme la infalibilidad de la incertidumbre del futuro...
Tengo que pensar... pero sería más sano no hacerlo. Así es que por eso y también por las simples ganas de hacerlo, inicio hoy la primera de varias entradas en la cuales agregaré un video de Beirut correspondiente a su nuevo album The Flying Club Cup.
Estos videos son de las canciones del cd y se encuentran en la página del disco. El primero es de "Nantes" y va dedicado a quienes son felices y quienes son tristes por la misma razón.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La Capitana Gazpacho...

Anoche fui a ver una obra de teatro. Tenía ya un buen rato sin ir a nada que no fuera cine y conciertos, y de estos, pocos en realidad. En fin, la obra que vi fue “Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho o de cómo los elefantes aprendieron a jugar canicas” de Gerardo Mancebo del Castillo. El autor, hasta donde he podido averiguar, es un referente de la dramaturgia joven mexicana, a pesar de haber fallecido hace algunos años. No conozco mucho de teatro, así que mi opinión carece de cualquier tipo de autoridad. Lo único que puedo decir, como espectador común, es que la obra me gustó. La principal razón es la burla desenfadada hacia la sociedad y las necesidades y vicios del ser humano.
Por medio de seis personajes, se devela un mundo donde no hay límites para el desorden ni el absurdo. La Capitana Gazpacho anda en busca de su Dulcinea, mientras que su escudero Catalino vive enamorado de ella porque quiere que lo traten mal. Por otra parte encontramos a Mina Fan que busca su antihéroe y su hermana, Circa, que piensa que la nacionalidad se escoge y cuyo único asidero al mundo es el tiempo, el cual ha sido despojado de las 5 de la tarde. Finalmente, esta Honorosa la Mujer quien se declara tonta y necesita ser sumisa para encontrar la felicidad junto a su marido Pompeyo, quien feliz la doma.
El inicio puede desubicar un poco al espectador, dado que se presentan los binomios de personajes sin aparente relación. No obstante, con el correr de la acción uno se adentra en esa propuesta de mundo loco. El elemento principal es el humor, cuya gama es tan amplia que abarca desde el humor de acción hasta hábiles juegos de palabras, haciendo uso del sarcasmo, el juego cachondo, referencias culturales y situaciones absurdas.
Cabe mencionar que el montaje está dirigido colectivamente. Quizás hay pequeños detalles que afinar, pero en general me parecieron buenas actuaciones y en lo personal destaco las interpretaciones de Honorosa, Catalino y Pompeyo (esta última realizada por Hugo Corripio, quien tuvo a bien invitarnos y quien sé, ha puesto muchas ganas al proyecto).
La obra se presenta martes y miércoles en el Foro Contigo América, ubicado en la calle Arizona No. 156, en la colonia Nápoles. No se cobra, el donativo es voluntario, aunque hacen una recomendación de 50 pesos. La temporada durará hasta la tercera semana de diciembre, así que si alguien tiene tiempo y sobretodo ganas de pasar un buen rato riendo con una obra de teatro mexicano, vale mucho la pena ir.

martes, 13 de noviembre de 2007

Escuchando una noche al Cuarteto





El sábado fue genial. Por la noche fui a ver al Cuarteto de Nos con Iván y Mariana. El concierto, dicho de forma resumida, estuvo pocamadre!!! No importó esperar durante casi tres horas para que comenzaran a tocar (la cita era a las 10 pm. y la tocada empezó poco antes de la 1). La verdad fue uno de los mejores conciertos a los que he ido y, sin duda, uno de los que más he disfrutado. Una noche de amargura con buen rock y Heineken barata. Tocaron 18 canciones que prendieron a la audiencia de principio a fin. Las primeras fueron del más reciente cd intitulado “Raro”. Al igual que en el VL07 abrieron con Nada es gratis en la vida, una canción que, como muchas del Cuarteto, hunde el dedo en lo más profundo de la llaga. Fueron seis las rolas de este cd, entre las cuales se incluyeron dos de mi favoritas: Ya no sé qué hacer conmigo e Invierno del 92. Claro, también tocaron Pobre papá, que además de tener una de las mejores frases: "si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos", es todo un espectáculo al ver al bajista interpretarla con suma devoción.
El resto de las canciones pertenecieron a diversos discos. Canciones como Me amo, El día que Artigas se emborrachó, Siempre que escucho al cuarteto y Bo cartero, con la cual cerraron. Sobresalió el que tocaran rolas de su primer disco “Soy una arveja”, disco inconseguible del cual interpretaron dos canciones que, como nos comentaron después, tenían nuevos arreglos.
Los discos del Cuarteto de Nos son difíciles de conseguir en México (salvo el más reciente), y el hecho de que mi mejor amigo esté viviendo en Uruguay no cambia las cosas (el sí es una arveja). Probablemente todo lo que pueda conseguir de ellos será vía internet. Pero lo importante en todo caso fue verlos y tener la oportunidad de al menos cruzar unas palabras con ellos. Todas las canciones las disfruté enormemente y mucho más mis favoritas, que en realidad son casi todas. Canté, grité y acabé con mi ya dañada garganta. Hoy estoy enfermo mal, pero la verdad no me importa. Así como tampoco me importó que ese día, al final del concierto, Iván y Mariana me empezaran a molestar dibujando una versión de mí cual groupie de RBD o cualquier porquería pop, ya saben, esos fans que lloran y extienden la mano queriendo alcanzar a sus ídolos.
Suena extraño o más bien paradójico decir que me gusta la música del Cuarteto porque sus letras no dejan libre de crítica a nadie. Y digo que es paradójico ya que en una canción dicen “a ningún héroe glorifico, con nadie me identifico... no quiero ser normal”... pero es acaso esa anormalidad lo que unió a las personas que estuvimos el sábado coreando sus canciones. Excelentes letras, buen rock, hecho en este lado del charco y en la parte jodida del continente, algo que deberían escuchar la bola de intransigentes para los que lo único que vale la pena viene en otro idioma. En fin, al principio puse un video que Iván grabó y ahora dejo una de mis rolas favoritas (que por cierto tocaron ese día pero cuyo video aun no ha sido cargado a youtube): Sólo un rumor, que es más bien una canción de amor... de esas que demuestran lo que en verdad tiene importancia cuando uno encuentra a la horma de su zapato.































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Ayer hace un año fue cuando la relación con Brenda terminó completamente después de pasar meses a la deriva. Digo a la deriva por decir algo, ya que en el fondo sabía el rumbo hacía donde iba a encallar. En realidad terminamos en mayo, pero fue hasta noviembre cuando en definitiva dejamos de vernos. Las circunstancias entre un mes y otro fueron distintas. No quiero ahondar en detalles, ya he hablado mucho aquí y en todos lados al respecto. Ya me cansé y creo que hasta sueno repetitivo. Sin embargo, es necesario escribir que lo peor del rompimiento, bueno, no lo peor, sino lo más doloroso no fue el rompimiento en sí, sino lo que sucedió en esos meses entre mayo y noviembre y lo que después vino ocurriendo este año. Lo más doloroso fue descubrir a una Brenda que no conocía. No sé, y quizás nunca lo sabré, si se lo que pasó es que durante años no vi muchas cosas de la persona con la que compartí buena parte de mi vida, o si acaso en verdad ella cambió. Primero fueron las llamadas sin respuesta, los mensajes, los correos que supuestamente no llegaban... después vinieron muchas cosas que me parecería de mal gusto mencionar. Finalmente, luego de dejar de vernos durante unos meses, reapareció por mi cumpleaños. Y de ahí las cosas derivaron en palabras, nada más. Siempre dándome una versión de su vida, de lo que le ocurre, de lo que siente. Y sin embargo, ella ya tenía una relación en la que, hasta donde sé, sigue estando. Sin entrar en detalles, puedo decir que hubo llamadas, palabras, lágrimas e incluso besos. No obstante, las cosas no cambiaron. Ella siguió en lo suyo y yo en lo mío. Y cuando por fin encontré a una persona que pudiera permanecer un poco más en mi vida, la respuesta de Brenda fue igual de desconcertante. En fin, solo palabras, nada más.

Hace poco más de un mes fui a su examen profesional. Me dio gusto verla cumplir un sueño que albergó durante años. Me sentí feliz de una forma dulce-amarga. Bastó estar ahí para confirmar lo que ya sabía y por no sé qué razones me negué a ver. No sé quién es Brenda. No la reconocí. No es que no fuera ella de forma literal, obviamente ella es ella. Pero para mí es como si otra habitara el cuerpo que un día amé. Sin embargo, esa otra no termina de apoderarse de la Brenda que era, porque de vez en cuando, mientras platicamos o comemos ella sigue estando. Esta es la versión poética. Se oye mejor y en todo caso la prefiero. Porque suena muy feo decir las cosas tal cual se ven y decir que ese día confirmé que hay varias versiones de Brenda: la que le da a casi todas sus amigas, a su novio, donde ella continuó con su vida y yo soy sólo un amigo; la otra, la que me da a mi cuando platicamos, la versión en la que quiere una vida nueva o una vida vieja, aquella en la que no quiere terminar de soltarnos sino al contrario. Y puede que haya más versiones que yo no conozca. Lo cierto es que la Brenda que quiere una vida vieja permanece oculta y sale a veces, sólo cuando está conmigo. O quizás algunas veces estando sola, pero como lo que dije al principio, hay cosas que nunca voy a saber. Ese día después de su examen, estuve un buen rato con Iván. Como bien dijo en su diario de hi5, ambos caminamos desengañados de lo que durante mucho tiempo no quisimos ver (la enfermedad de los ojos, mi querido Iván, la enfermedad de los ojos!). En fin, si escribo esto es porque necesitaba escribirlo y ya. Escribir esto y también mencionar su nombre, porque a pesar de que varias veces he escrito aquí sobre ella, en pocas -quizá sólo una ocasión-, he escrito su nombre Eso es todo. No hay nada más detrás. Si acaso la falta de comprensión, y ya.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Pasó un año desde la última vez que fui al estadio de CU a ver a los Pumas. Si mal no recuerdo, fue en septiembre del año pasado, en un día no muy agradable, cuando aun intentaba resucitar una relación más que muerta. El hablar nuevamente de esa relación no es gratis, en primera porque uno de estos días quizás vuelva a escribir algo aquí que me hace falta, y en segunda porque fue con ella con quien empecé a ir a los juegos de Pumas. Fue por ella que de alguna forma se generó una suerte de simpatía por el equipo de fútbol. Y la verdad sin esas idas al estadio, quizás hubiera tardado más tiempo en descubrir que muy en el fondo de mi ser, amo a mi Universidad. No quiero entrar en la polémica de la diferencia entre lo que es el equipo y lo que es la institución educativa... mucho menos en las enormes diferencias entre los universitarios de verdad y los trogloditas fanáticos que siguen al equipo... eso es tema para otro día...
En fin, hoy estuve en un juego “histórico”, porque se trató de la segunda mayor goleada en la historia del equipo, ya que vencieron por ocho goles a Veracruz. No festejé los goles, iba con un amigo “tiburón” y en verdad quería verlo feliz. Sin embargo me quedó la idea de que por alguna razón, pareciera que una fuerza misteriosa insiste en hacerme seguidor o hincha de Pumas. Una buena parte de mis amigos le van a ese equipo. Pero más allá, también he estado en el estadio en ocasiones importantes: la goleada de hoy, el 5-0 que perdieron contra Cruz Azul, volteretas importantes contra el Atlas (el equipo que más me simpatiza de 1ª División) en fase de liguilla y la final contra Chivas hace unos años. De hecho, en ese juego, una vez que vencieron por medio de penaltis, durante el festejo, el otrora capitán Joaquín Beltrán arrojó su distintivo, mismo que permanece en mi casa.
Dejé de ir al estadio porque me resultaba difícil. Más allá de los momentos agradables, era un espacio que conocí con ella. Y tenía meses queriendo regresar, porque carajo! hay que terminar de arrojar los puñados de tierra y seguir adelante. Y aunque lo había planeado, nunca se presentó la ocasión, hasta que hace dos días un buen amigo me invitó y hoy no importó nada, ni el cansancio ni la enfermedad respiratoria que sigue pugnando contra mis defensas. Tenía que cerrar ese asunto pendiente, así que fui y valió la pena. Dejando de lado el resultado, que francamente, y con alegría, descubrí que me fue indiferente, fue importante constatar dos cosas: que puedo navegar por cualquier espacio a pesar de los fantasmas que lo habiten y que a pesar de cierta simpatía por los Pumas, mi corazón sigue siendo esmeralda y leal a León, aunque siga demorando su regreso a la primera categoría del fútbol mexicano.
Así que “salud” por mis amigos hinchas de Pumas, claro... pero más “salud” por mi León que sigue siendo líder en su categoría y... quién sabe... en una de esas puedo ir en un año a verlos con serenidad y alegría al estadio en CU...