jueves, 17 de mayo de 2012

De comentarios y de Fuentes

Ante la noticia del fallecimiento de Carlos Fuentes volví a encontrarme con un buen número de comentarios bastante mamones, casi todos enfocados en distinguir entre los lectores y los no lectores que posiblemente ahora se interesarán en conocer su obra. La cosa se hace más extensa cuando, como en mi caso, uno no deja de estar atento a las palabras de algunas de las personas que integran el fundillo mundillo literario. Debería haber entendido, desde hace mucho, pero soy estupidamente terco un poco necio, y aunque posiblemente estoy más actualizado de lo que ocurre en otros países no dejo enterarme, a veces muy a destiempo, de lo que pasa en este sitio. Comentarios del tipo: "ahora todos van a buscar sus obras", "hay gente buscando en wikipedia para citar libros que nunca han (sic) leído", "¡cómo que no lo has leído?" y un sin fin de variantes (estas personas tampoco son tan creativas) fueron, en síntesis, los que pude leer, sobre todo en redes sociales.

Me sorprende que el tiempo pasa y los comentarios cuando muere un escritor siguen siendo los mismos por parte de aquellas personas que se han interesado en la literatura y al menos en apariencia la ejercen. Me pregunto si en otros países ocurrirá lo mismo, si en Italia o Portugal, por ejemplo, hace un par de meses, la gente del medio literario soltó juicios similares cuando falleció Antonio Tabucchi. Puedo decir que varios de los que hace dos días desplegaron su mamonería en marzo no dijeron nada. Probablemente no conocieron la obra de Tabucchi ni la conocerán en un tiempo, y eso también es válido.

Voy a decir verdades de perogrullo, pero es necesario. Creo que hay gente que se interesa en la literatura y gente que no. A quienes están en el segundo tipo todo lo que he escrito en esta entrada les es ajeno y es el momento de rebotar la página. A quienes se encuentran en el primer tipo puede tampoco importarles lo que estoy comentando y no importa demasiado. Dentro de este primer tipo, personas que tienen algún interés literario, hay quienes son lectores de Fuentes, quienes no conocen las obras de Fuentes y quienes han leído algunas obras de Fuentes. Yo me ubico en el último grupo, pero podría estar ubicado en cualquiera de los otros dos, y no por eso soy mejor ni peor lector, ni tengo más o menos interés en la literatura, ni poseo mayores y mejores o menores y peores cualidades para escribir, leer e, incluso, comentar una obra.

Cierto que ahora que ha muerto Carlos Fuentes será leído por personas que nunca antes se interesaron en leer sus escritos. Muy cierto, pero también muy válido, ¡y qué bueno! Que qué mal que apenas se interesan, sí, muy malo, pero así son las cosas: la vida apesta y en general es una mierda, y si se trata de arte aunque haya habido reconocimientos en vida, la muerte siempre genera un nuevo interés y probablemente no es sino hasta pasados más años que se aquilata bien el valor del trabajo de un artista. Ejemplos hay muchos, Pessoa, a propósito de Tabucchi.

Es posible que aquellas personas que comentaron acerca de Fuentes y el probable interés masivo en su obra también lo hayan hecho un poco en broma, pero aun entre bromas queda ese tufillo de superioridad que desde hace mucho no ha dejado de parecerme más bien un acuse de complejos e inseguridades otras cosas. Sería mejor que esa gente que critica a quienes ahora se interesarán por leer algo de Fuentes dedicaran sus esfuerzos en promover a los escritores que consideren imprescindibles, vivos o muertos, no sólo entre un pequeño grupo de gente interesada y sino entre quienes no tienen mucho interés o simplemente no han tenido la oportunidad de conocerlos; no sólo mediante una charla entre cervezas en un café o un comentario simplón una reseña erudita, sino incluso prestando los libros (que no es cosa de tontos). Me viene a la mente una crítica de un libro de Pérez-Reverte (de quien estoy muy atento estos días: clic aquí) que decía: "No deje de leer este libro. Puedo prestarle mi copia si es necesario", o mi amigo Iván, quien no dudó en deshacerse de su ejemplar de la novela de mi amigo Miguel Ángel con tal de que un conocido suyo pudiera leerla.

Ayer visité una librería y ya había una mesa especial con libros de Carlos Fuentes y el librero de literatura hispanoamericana acusaba una buena venta de Aura. Y qué si la gente se interesa apenas, y qué si usan los medios de la red para informarse. No me parece tan mal, para peores cosas en "literatura" se usa la red, y más vale tarde, ¿no?

También debo decir que entre los comentarios que leí hubo varios que me agradaron, algunos, sorprendentemente, de personas que he considerado muy mamonas en ocasiones anteriores: uno de ellos simplemente aludía al silencio (¡qué acertado comentario!) y el otro ponía de relieve que Fuentes nunca dejó de escribir, más allá de si esto se tradujo en obras buenas, medianas o de plano malas (¡vaya honestidad!). Por mi parte seguramente continuaré con muchas ausencias de lecturas, de libros que me han prestado (mis amigos, pocos, sí prestan los libros) y de obras de Carlos Fuentes. De él me quedan libros que sí he leído y un agradable recuerdo del homenaje que recibió hace algunos años en el Auditorio Nacional, un acto que debió ser más abierto al público (yo conseguí invitación por buena fortuna y buenos amigos), en el que estuve apenas a unos metros, en segunda fila y con buena compañía, feliz, emocionado, escuchándolo hablar acerca de la escritura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Caray, Juan, qué buen post. En el fundillo literario hay una petulancia que se sustenta, como dices, en la inseguridad y, también, en querer mostrarse inteligente cuando falta esta cualidad. Vamos, eso no es malo, pero uno a veces debería aceptarlo: siempre es posible conocer algo más. Pero cuando uno quiere conocerlo, en este caso, hay “hombres de letras” que se ofenden y tachan de estúpido o ignorante al que pregunta, cuando podrían compartir. El mundo es así. Yo me considero el más ignorante y el más neófito de todos: no importa, si hubiera venido al mundo sabiéndolo todo, ya me hubiera suicidado.
Un abrazote.
Te recomiendo el post de Julián Herbert, aquí.
http://julianherbert.megustaescribir.com/2012/05/16/mi-nombre-es-ixca-cienfuegos/

JJ dijo...

Gracias, carnal. Así las cosas con los "hombres" de letras. No creo que seas neófito e ignorante en estos asuntos (¡Imagínate dónde quedaría yo que conozco apenas una rebanada de lo que tú sí has leído?). Sin embargo, da gusto tener amigos que como tú mantengan esa posición de aceptar que siempre se puede conocer algo nuevo; si no fuera así la vida quizá no sería una perra pero nos hartaríamos de aburrimiento.

Leí el post de Herbert y una lágrima empujó, pero la contuve, supongo que ya se lo comentaré.

Abrazote de vuelta.