viernes, 26 de agosto de 2011

Sigo con esa suerte de nostalgia:

Sin melancolía, únicamente evocaciones... Me impresiona que continúe sorprendiéndome la constatación de que el presente casi nunca es como lo imaginamos en el pasado, y que el futuro seguramente tampoco lo será, y aún así habemos quienes insistimos en pensar que será mejor. Trato de enfocarme en el presente, y lo consigo, pero me pesan muchas historias truncas. No es el presente proyectado en mi imaginario de hace años, pero hay algo que me gusta mucho. Entonces la aparición de lo que no fue no debe ser sino una de las muchas formas que toma mi vocación autodestructiva. Destrucción y esperanza: Estoy en un punto en el que no sé si soy demasiado optimista o demasiado pesimista. Un par de amigos tienen sus teorías al respecto, aunque hace mucho que no platico de mis asuntos con ellos. Yo ya no sé qué pensar. Es más, quisiera no pensar. Pienso en exceso. Si pensar fuera directamente proporcional a la cantidad de tiempo vivido, sería un digno Matusalén del siglo XXI. Divago, mejor me voy. Seguiré en la oficina, escribiendo y editando por inercia. Ausente. Mi mente sigue su vuelo. La nostalgia se instala un rato más. Pero de seguro el hoy frente a mis ojos al rato le pateará el trasero. Mientras tanto: Pulp.


No hay comentarios: