martes, 29 de mayo de 2007

"El fantasma"

Ayer pensaba un poco sobre esa extraña característica de la naturaleza humana que nos hace acercarnos a algo, a pesar de saber que nos va a hacer daño. Se supone que, en teoría, uno busca siempre estar bien. Pero, como diría un personaje de Dostoievski ¿no podría ser que a veces uno se empeña en buscar lo malo?
Creo debemos seguir aprendiendo del resto de los animales. Cuando un perro se quema por acercar el hocico a la estufa, nunca más vuelve a hacerlo. Pero el ser humano (ni siquiera sé qué quiere decir eso de ser humano... pero esa es otra historia)... el llamado ser humano, otro animal más a fin de cuentas, se empeña en querer dominar y controlar todo. O bien, se esmera en acercarse al mal. Como dije ayer, uno es terco, pendejo, optimista o amante del peligro, pero va derecho a lo que sabe le hace daño.
Y de la misma manera también puede alejarse de lo que podría hacerle bien. Sí, por raro que se escuche y por mucho que me contradigan, es un hecho que muchas veces huimos del bienestar que supuestamente siempre buscamos. Por ejemplo, todos tenemos recuerdos desagradables... pero ahí vamos de tercos a recordarlos... o pasamos tiempo figurando nostalgias inexistentes...
Hoy vi pasar uno de mis futuros posibles frente a mis ojos y alejarse... Estuvo a unos metros de mí... estático, como esperando, hasta que dijo “me voy” y emprendió un camino que hasta hoy desconozco. Y en esa partida me pasó a sólo centímetros... pude haberlo tocado... pero dejé que se fuera... una vez más...
Hoy, al contrario que ayer, no me acerqué a lo que me daña, sino que me alejé de lo que podría hacerme sentir bien... Y todo esto no es más que un producto fabricado por mi cerebro “grande y pesado”... porque sólo adivino, sólo intuyo que podría ser mi futuro, que podría ser bueno y hacerme bien... “El sueño de un sol y de un mar y una vida peligrosa” (García)... pero sólo eso... Hubiera tenido que enfrentarlo para ver sus reales posibilidades... y quizás eso hubiera bastado para encontrar algo bueno, cierta comodidad conmigo, cierto bienestar...
Sin embargo, no todos los días tengo a Whitman y Thoreau gritándome en la oreja para que los escuche. De vez en cuando se tiran sobre la hierba a ver el mundo y se olvidan de mí. O quizás yo me olvido de ellos. Como hoy, mientras una sola palabra pudo haber cambiado el balance del día y me quedé flotando en las nubes que inventé para no estar donde estaba. Hoy que olvidé lo deprimente que puede ser un día tan igual al otro... un día donde la máxima aventura haya sido hacer la tesis o leer la historia que alguien más escribió... No me gusta esa sensación que a veces llega, cuando parece que estamos muertos, viviendo como autómatas o como testigos del movimiento del mundo...
Pero creo que también es parte de la vida. No todos los días pueden tener un balance sensacional y decir “vaya que hoy viví”. Mañana vendrá algo bueno, y si no al día siguiente. Quizás no era el momento para enfrentar ese destino posible. Y, frase hecha pero cierta, todo puede pasar. Quizás mañana vuelva a encontrarme a sólo unos pasos y no emprenda otro viaje para huir en nubes de nostalgia...

Creo que esta canción tuvo mucho que ver con lo que me pasó hoy... y después seguí sintiéndome como un fantasma... hasta olvidé mi clase de euskera...



El fantasma, de Árbol

Salgo volando por la ventana
y tantos días quedan atrás
ya no me duelen todas las cosas
que ayer me podían molestar
son cajones que se cierran
para que nadie los vea
son palabras que no pude decir
pero ya no me importa
porque nada me toca
y no hay nada vivo dentro de mí.

Floto en el aire desde esta tarde
cuando mi cabeza explotó
ahora el piso es de nubes y me asomo cada tanto
a espiarte desde donde estoy.

y veo...
y vuelo...
y veo...
y vuelo...

El barrio se ilumina y la noche se hace día,
brilla como un árbol de navidad
y estoy alto muy alto,
y las luces de los autos
que se frenan cada tanto y vuelven a arrancar.

Y veo... a la gente corriendo
como una coreografía sin fin
y vuelo... como en una avioneta
el olor a fugazetta que cocina mamá.
Y me acuerdo de aquel día en que decías
“si pudieras ser un pájaro, ¿que harías?”

Ahora que floto y no siento lo que toco
y la gente no me ve pasar
voy a aprovechar para ir a buscarte
y contarte cómo es todo por acá.

Algunas mañanas pasa la abuela Yolanda
y nos vamos juntos a pasear.
Y te manda un saludo el marido de Pocha
que me juega al ajedrez y no le puedo ganar.

Y dale para adelante
con el pibe de a la vuelta
que a la tarde te pasó a visitar.
Yo te sigo esperando
porque nada me apura
y algún día todos vienen para acá.

y veo ... (y veo)
y vuelo... (y vuelo)
y veo... (y veo)
y vuelo... (y vuelo)

y veo... (y veo)
y vuelo... (y vuelo)
y lloro... (y lloro)
un poco... (un poco)

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