viernes, 10 de agosto de 2007

Corazón de Filos

Choque atmosférico y por lo tanto emocional. Bajé del colectivo, pero aún me sentía en los extraños lugares que escribió Burroughs. Entré a la Ibero. Durante la lectura se superpusieron una y otra vez olores rectales y eructos, jeringas, homosexuales y rituales sórdidos. Entrando a la UIA el aire fue neutro y blanco. Después de pasar el primer grupo de chicas, la variedad de perfumes me hizo caer en la realidad donde estaba.
Revisé libros en la biblioteca. Es fácil distinguir a los alumnos que están in de los que no. Es fácil reconocer a los visitantes también. Mientras esperaba unas fotocopias vi por largo rato a una chica con gesto de molestia, que masticaba chicle y jugaba a enredar mechones de su cabello en su dedo índice.
Fui al área de préstamos. Entregué las papeletas y el libro.
- Tienes multa.
- No puede ser.
- Tenías que entregarlo ayer. Son 57 pesos.
- ¿Perdón? –por un momento creí haber escuchado mal.
- Debes 57 pesos.
- ¡Pero si hablé por teléfono para renovar!
Pensé que la cantidad era resultado de la acumulación de días desde julio. Pero en ese momento subí los ojos y vi el letrero de costos de servicios. Efectivamente, 28.50 pesos por cada día de retraso en las devoluciones. Discutí un rato con el encargado. Había llamado el 26 de junio para renovar el período de préstamo y la persona que me atendió vía telefónica me indicó que la nueva fecha de entrega era el 8 de agosto. Le expliqué de mil formas lo sucedido y llamó a su jefe.
- Ajá... sí... claro... okey... bueeeno... –Pensé que ya la había librado (iluso de mí)- No se puede hacer nada.
- ¿Nada?
- No. ya se envió el informe a tu Facultad. Entonces tienes que pagar o quedará inhabilitada.
- ¿Dónde tengo que pagar?
En ese momento no quise discutir más. Me dieron ciertas instrucciones, fui a pagar y regresé a cancelar la deuda. Por lo general hubiera defendido mi punto hasta agotar posibilidades Después de todo la culpa no fue mía. Alguien me dio la fecha equivocada y yo entregué ese día el libro. Pero probar una conversación telefónica resulta difícil.
Aprendí un par de cosas. Primero, evitar en la medida de lo posible los préstamos con la Ibero. Algo difícil en mi caso. Entonces lo que queda es no confiar en las renovaciones vía telefónica o grabar la conversación.
La otra cosa que descubrí es que quiero a mi Facultad más de lo que creía. Sin hacer una clara distinción entre algunas personas y lo que es plantel mismo, creo que siempre he renegado de Filos. Hasta hace poco nunca dije algún buen comentario. Sin embargo, lo que bastó para que no discutiera y pagara injustamente la multa, fue el sentir que mi Facultad podría verse afectada de alguna manera, por mínima que fuera.
Al salir de la UIA no iba molesto. Más bien me sentí con cierta alegría. Pensé en la Facultad de Filosofía y Letras y en los cuatro años y medio que pasé ahí. Pensé que era el mejor lugar donde podría estar jamás. Después de todo, es también allí donde cursaré mi segunda licenciatura y algún posgrado. Es ahí donde espero algún día dar alguna clase y... en fin... es un lugar con el que quiero tener alguna vinculación toda mi vida, no sólo el tiempo que pase estudiando. Y aunque ya lo había contemplado, no había visto que además de la cosa profesional, existe un sentimiento de cariño y mi corazón le pertenece.

2 comentarios:

Danicelita dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Danicelita dijo...

Como estas?, me acordé de esta entrada, la vincule a mi blog, bueno aprovecho para mandarte un abrazo, creo que ese comentario es el mas feucho que he puesto, perdón la culpa es de las bibliotecas