domingo, 5 de agosto de 2007

Jormes

Entre tanto ir y venir de pensamientos. Entre espirales inagotables donde no encuentro respuesta. Entre desazón e incertidumbre. Sin poder dormir. Sin encontrar respuestas. Me levanto a escribir y no consigo las palabras que me suenen bien. Son las 4:22 de la mañana. Ahora sé que si no hallo las palabras es porque sólo hay una cosa de la que podría escribir. Y es que entre tanta duda en la oscuridad surgió el recuerdo de un amigo de pensamiento pausado, de plática medida y equilibrada. Un hermano cuyos silencios son tan importantes como las frases que los intercalan. Y en este momento nada me vendría mejor que tomar un café o una cerveza a su lado. O quizás repetir la caminata, pasada media noche, desde el bar “Las Hormigas” hasta mi casa, por la avenida Cuauhtémoc. Las circunstancias nos han alejado un poco y frecuentemente nos hacen aplazar cada vez más un posible reencuentro. Esta vez espero ver pronto a Jorge Jaime. Es necesario. Sería algo muy bueno.

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