viernes, 24 de julio de 2009

soy el inconforme

Apenas dos horas despierto y este día ya ha tenido variedad.

Lo jodido: levantarse para laborar, ¡caray es viernes! La semana laboral debería ser de cuatro días.

Lo malo: los cinco minutos de convivencia con mi madre, cada día nos entendemos menos, cada día tenemos menos de qué hablar, o siendo más claro tendría que decir que cada día la comprendo menos y me desespera más... aunque no deja de doler.

Lo raro: una sensación de tráfico inagotable en mi alma, un cruzamiento de ideas y sentimientos que me dejan sin saber...

Lo contradictorio: el horóscopo me dice que hoy puedo demostrarle a quienes quiero lo mucho que importan, que puedo ser apoyo y buen consejo, pero en realidad hoy quiero encerrarme en mí, ser un anacoreta las horas que me queden libres luego del trabajo, incluso buscarlo mientras laboro (esta hora de trabajo ha tenido mayor paz que la que le antecedió).

Lo que tuvo efecto: escuchar a Calamaro mientras manejaba. Se repetía un nombre y una imagen, un concierto compartido, de los mejores que he vivido.

Un recuerdo constante: ayer vi a un amigo. El olvido de ayer: decirle que su novela además de gustarme me regresó cierto ánimo por dedicarme a escribir lo propio, lo mío, sin otro sentido que el escribirlo en sí. ¿Recordará lo que le dije de Bonsái? Porque fue un efecto similar...

Otro recuerdo constante: ayer por la noche regresaba a casa y en la radio comenzó a sonar Operator. Me concentré tanto en cantarla que de un momento a otro simplemente estaba afuera del edificio a la espera de que terminara para seguir con mi vida. Fue un lapso de fuga, un oasis musical. (There's something in my eyes, you know it happens every time...)

En los últimos días me he dedicado a darme golpes de nostalgia y de melancolía, a recurrir a viejos malos hábitos. ¿Quién demonios soy? sigue siendo una pregunta abierta; porque soy múltiple y me desdoblo. Soy el que se siente feliz, soy el inconforme. Hoy una idea, mañana iniciando capítulos inconclusos, ¿cuántos hay?, he perdido la cuenta, he olvidado los rostros.

La labor de hoy es olvidar el resto. Ser yo conmigo mismo y sólo conmigo, solo.

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