viernes, 12 de agosto de 2011

¿Por qué a veces, casi siempre, nos negamos a aceptar los fracasos? No lo sé. Supongo que duele darse cuenta de que a veces nuestro esfuerzo, por mucho que sea, no resulta suficiente. Entonces uno aprende a vivir con esa derrota, lo que no significa necesariamente aprender a perder, simplemente a vivir con el estado de algunas cosas, aunque no nos guste. Luego se presenta una situación similar, y uno se resiste, quizá por miedo a acostumbrarse a la derrota. Pero tal vez sea mejor eso que seguir intentando. Cargar a cuestas con una sola verdad, aunque sea dolorosa, que seguir arrastrando un sinnúmero de días que pierden su significado. O tal vez buscar la pérdida por sí misma, que quizá es únicamente aceptar el estado de las cosas en este mundo jodido, en esta vida tan hija de puta donde por mucho que lo intentemos aún nos resulte difícil abrazarnos solos y acabarnos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I would rather be ashes than dust! I would rather that my spark should burn out in a brilliant blaze than it should be stifled by dry-rot. I would rather be a superb meteor, every atom of me in magnificent glow, than a sleepy and permanent planet. The function of man is to live, not to exist. I shall not waste my days trying to prolong them. I shall use my time.

Jack London

Rogelio Pineda Rojas dijo...

La función del hombre es vivir no existir. Ligera diferencia de magnánima amplitud. Creo que la derrota es parte de la fugacidad y destello último de nosotros al extinguirnos. Entonces, mientras no se termine, sigamos resplandeciendo.