Es de noche. No quería escribir nada. Escribir implica pensar y hoy no estaba dispuesto a hacerlo. Aun así me ha ganado la necesidad de golpear el teclado para sacar tecla por tecla cierto sentimiento de extrañeza, entre la furia y la risa, entre desesperación y calma, que llevo enredado desde ayer.
Soñar. Soñar porque todo es posible mientras cerramos los ojos. Soñar porque la imaginación te permite alcanzar la mano que apenas rozaste. Soñar porque, al igual que escribir, es mejor que la vida.
Hace un par de semanas, regresaba de la partida de póquer de los jueves y en el coche de Omar sonó Monday Morning de Pulp. Cuando la voz de Jarvis entonaba “Why live in the world when you can live in your head?”, no tardé en decirle a mi amigo: esa frase me queda perfectamente. Después pensé que ya no era del todo cierto.
Y hoy tengo un problema. Porque sigo siendo a veces un terco que inútilmente se malgasta la cabeza pensando si un día algunas cosas serán lo que prometían ser. Y me muevo alrededor de un sueño en el limbo que no termina de perderse ni recuperarse. Imaginación disparatada, acaso malgastada. Algo en el aire que se desvanece con una ráfaga y otra vuelve a iluminar. Pero no hay una sola cosa asida a la tierra ni extendida al cielo que permita pensar lo contrario, que aniquile la fugacidad, que le dé realidad ni calma a las ideas. Estoy sólo yo. El resto es todo un lugar sin lugar. El cerebro necio dando de golpes.
No quería escribir porque sabía que al final no iba más que a escupir las palabras e ideas sin mucha forma que resbalan por mi mente. Algo confuso.
Era necesario. Por eso al final decidí hacerlo. Ya no porque escribir sea mejor que la vida misma. Lo es, pero ya no me fugo con eso. Esta vez escribí porque en mi caso, es lo que me ha traído de vuelta a la vida, lo que hoy me devuelve de nuevo a la realidad, a la calma, enraizado a la tierra y alzando los brazos al cielo, para de aquí formar mis sueños y no, dañinamente, partir de un limbo dentro de un limbo.
Soñar. Soñar porque todo es posible mientras cerramos los ojos. Soñar porque la imaginación te permite alcanzar la mano que apenas rozaste. Soñar porque, al igual que escribir, es mejor que la vida.
Hace un par de semanas, regresaba de la partida de póquer de los jueves y en el coche de Omar sonó Monday Morning de Pulp. Cuando la voz de Jarvis entonaba “Why live in the world when you can live in your head?”, no tardé en decirle a mi amigo: esa frase me queda perfectamente. Después pensé que ya no era del todo cierto.
Y hoy tengo un problema. Porque sigo siendo a veces un terco que inútilmente se malgasta la cabeza pensando si un día algunas cosas serán lo que prometían ser. Y me muevo alrededor de un sueño en el limbo que no termina de perderse ni recuperarse. Imaginación disparatada, acaso malgastada. Algo en el aire que se desvanece con una ráfaga y otra vuelve a iluminar. Pero no hay una sola cosa asida a la tierra ni extendida al cielo que permita pensar lo contrario, que aniquile la fugacidad, que le dé realidad ni calma a las ideas. Estoy sólo yo. El resto es todo un lugar sin lugar. El cerebro necio dando de golpes.
No quería escribir porque sabía que al final no iba más que a escupir las palabras e ideas sin mucha forma que resbalan por mi mente. Algo confuso.
Era necesario. Por eso al final decidí hacerlo. Ya no porque escribir sea mejor que la vida misma. Lo es, pero ya no me fugo con eso. Esta vez escribí porque en mi caso, es lo que me ha traído de vuelta a la vida, lo que hoy me devuelve de nuevo a la realidad, a la calma, enraizado a la tierra y alzando los brazos al cielo, para de aquí formar mis sueños y no, dañinamente, partir de un limbo dentro de un limbo.
3 comentarios:
mmm esta ves no entendi nada, ya me contaras despues que pedo .Ahora voy a dormir.
es bueno tener esa vida alterna en la cabeza, como si cuidasemos de una tortuga o algo así, ese lugar (o no lugar¿?) donde estamos contentos y no aparece la gente que detestamos. es un buen refugio..........bastante peligroso.
Demasiado peligroso, mi estimadísimo, por eso prefiero botarme de ahí... porque a veces es más bien nocivo, como en estos días...
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