lunes, 18 de mayo de 2009

Mal... y para joderla más: Benedetti se va...

Ayer hubo duras discusiones, fuertes declaraciones y un ánimo patibulario desde prácticamente el comienzo del día. Dormir fue la única solución, perderme en otros mundos, acaso mejores, para sobrellevar el mal tiempo. Nada cambio al despertar. Más tarde volví a platicar con la persona con quien discutí, y creo que por momentos me sentí aun peor. Me asilé en casa de Mariana hasta hoy por la mañana, que la obligación me hizo salir de esa guarida. Estuve en ese espacio que es suyo pero que de alguna manera, tal vez sin querer, se va convirtiendo en algo nuestro, a pesar de muchas cosas... Anoche tuve sueños que me afectaron, recuerdo sobre todo sentir la obligación de hacer algo como otra persona quería y no como yo lo deseaba. Supongo que el hecho onírico fue sólo el reflejo de muchas cosas, algunas de las cuales forman la base sobre la cual reposan mi mal estado de ánimo cuando aparece y la discusión de ayer.
He estado mareado, fuera de aquí, soñando dormido y despierto, quizá de alguna forma huyendo, me ha hecho falta aire. Hoy por la mañana, después del mal sueño y de constatar, en el cuerpo que estaba a mi lado, una de las pocas certidumbres que hay en mi vida, comencé el día sin pensar demasiado, con el mareo disminuido, pero sin buen ánimo. Salí a caminar con los pequeños y al regreso, sin decir agua va, con esa forma tan peculiar y con poco tacto que tiene Mariana para decirme algunas cosas, soltó la frase: Murió Benedetti. En principio sólo fue la sorpresa, un tanto no sorpresiva ya que sabía que su salud no iba del todo bien. Después salí deprisa, ya que se me hacía tarde. Una vez en el auto, después de medio camino de ir pensando en el escritor uruguayo y en la discusión de ayer y en Mariana, prendí el radio. En cosa de segundos leyeron Viceversa y entonces el aire volvió a faltarme. Nunca he sido gran seguidor de Benedetti, no he leído ni la mitad de su obra, pero a su nombre van asociados buenos y malos momentos, muchos recuerdos, frases que han venido a formar parte de mi catálogo de citas, de la escritura de mi propia biografía, de mi forma, no tan personal, de ver la vida, como reconocer mi natural Pacífico, o descubrir que la culpa es de uno cuando no enamora, o saber que más de lo que quisiera estoy jodido y radiante, y fue justo esta frase la que por la mañana me robó de nuevo el ritmo normal de respiración, mismo que aún no ha vuelto. Luego volví a pensar en Mariana, regresé a la estación de radio y comenzó She's a rainbow y después de nuevo pensé en Benedetti. A su nombre también van asociadas un par de buenas amistades, quizás la primera es la de Miguel Ángel, con quien conocí al poeta uruguayo en un lugar donde alguien lo llamó, quiero creer que no de forma despectiva, el declamador sin maestro; en ese mismo lugar donde mi amigo y yo hicimos bocetos de cosas que no hemos definido y quizás no definiremos pronto; Miguel Ángel, quien seguramente si escribe algo al respecto será mejor que esto, él al menos es un escritor que sí escribe... y ya mejor le paro antes de que me suelte una de esas frases que mi ánimo hoy no está para entender.
El día acá está nublado y apenas lo noto, es una buena analogía de mí por unas cuantas horas. No han sido días gratos ni compasivos. Siento que respiro a medio ritmo y que estoy donde no quiero estar, aunque no sé bien definir adónde quiero estar. Pienso en las soledades concurridas que después se quedan desoladas... en los cantos a la nostalgia... en Benedetti... en mí... en demasiadas cosas que no hacen sino girar sobre un mismo eje, entrecruzarse, ir y venir, volver al mismo centro de partida y perderse en espirales divergentes... Sigo sin saber cómo ni por qué, pero sigo...

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