viernes, 26 de febrero de 2010

Conocer mejor para escribirlo bien

Siempre que leo a Hemingway (he leído poco, muchas veces) vuelve a mí cierta calma causada por una suerte de entendimiento con el mundo. Saber que las cosas simplemente son, que así fueron y así serán. Por alguna razón leer a Hemingway me hace ver lo transitorio de la vida, y de ahí recordar lo necesario que resulta vivirla, disfrutarla. Cuando leo a ese gran escritor camino casi imperturbable. Hoy, por ejemplo, parecía caerse el mundo laboral, y sin embargo sólo me quedó aceptar las dos horas extras sin pago, hacer caso omiso de cualquier cosa que lastimara mis oídos, reclinarme sobre la silla y continuar. La literatura de Hemingway me parece vital y sencilla. La disfruto como pocas cosas. Por la mañana un párrafo me hizo sentir pánico de mí mismo:

Ahora ya nunca podría escribir las cosas que había guardado hasta conocer mejor para escribirlas bien. Bien, ya tampoco fracasaría en su intento por escribirlas. Quizá nunca se puedan escribir, es por eso que se hacen a un lado y se aplaza el inicio. Ahora ya nunca lo sabría.

Aunado al recuerdo de que ayer caminé por la que fue mi universidad y pensé que me debo ciertas cosas ahí, que no sé con exactitud cuándo concluya, pero que cada vez percibo más necesario, y después del miedo por hallarme al final de todo como el personaje de Hemingway, llegó nuevamente la calma. Los procesos que he seguido continúan en algo que me parece un buen rumbo. Y ahora, al menos más que antes, tengo algunas certezas, siento alguna seguridad. Creo que algún día sabré si lo guardado ha encontrado vía de expresión en papel, si ha valido la pena esperar hasta conocer mejor para escribirlo bien.
Una cosa más sobre la literatura de Hemingway. Reitero, porque me parece un rasgo fundamental y admirable: es una escritura que vive. No narra cosas, las hace vida en el papel, y aunque no entiendo cómo lo logra, o quizá por esa falta de entendimiento, me parece una maravilla. Pocos escritores hacen vivir a sus personajes y consiguen contar por omisión como lo hace Hemingway. Y es que a veces no dice nada explícito, pero es completamente comprensible. Hemingway hace que los pulmones trabajen. Es un maestro, y aunque me suene raro por tratarse de él, también podría decir que es una luz. Sí, murió hace mucho tiempo y escribo en presente porque no es cierto.

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