domingo, 29 de julio de 2007

El balance de los días

El martes fue un día de pensar demasiado. A veces no es bueno. Hubo una distracción: vi a unos amigos y jugamos billar (puedo jactarme de haberles pateado el trasero jejeje). Bastó la buena compañía para dejar algunas preocupaciones a un lado. Pero en la noche recayó nuevamente la pesada soledad -que uno debe evitar en esos días en que pensar no es bueno- y comencé a escribir algo acerca del mal balance que habían tenido las últimas semanas. Era algo destinado a este blog, sin embargo al final me dio güeva porque mientras escribía pude darme cuenta que no habían sido en verdad malos días, simplemente aburridos. Así que decidí poner algo de Leopardi porque me gusta y me pone de buen humor. Fue un cambio de actitud que en verdad funcionó.
Al día siguiente, revisando un correo encontré un comentario que elevó aun más mi buen humor. Esa tarde hablé con Miguel Ángel, quien en algún momento me dijo “piensas demasiado”, así que siguiendo su consejo y recordando la noche anterior, simplemente disfruté el hecho de que Manuel Pérez Subirana haya leído lo que publiqué aquí acerca de él, y haya dejado un comentario.
El jueves fui al concierto de Snow Patrol, pero ya escribí al respecto... Sólo recordaré que estuvo POCAMADRE!!!!! Y ayer estuve con el colectivo preparatoriano. Hubo tres ausencias: Yoyo, Héctor y Adrián. Sin embargo, creo que había pasado mucho tiempo desde la última vez que pudimos reunirnos la mayoría de nosotros. Fue bueno estar allí.
Hoy como el martes, he pensado mucho... Sin embargo, no me he agobiado por el balance de los días. Sé que las semanas anteriores fueron un tanto aburridas, pero no fueron en absoluto malas. Esta ha sido una semana buena, muy buena: de una forma u otra estuve en contacto con casi todos mis amigos, la gente que me importa; además vi en vivo a una banda que me gusta mucho, y, probablemente lo mejor, recibí un comentario de alguien a quien admiro, lo que significa un punto de dónde sostenerme para seguir en mi intención de escritor.
Sé que los días se suceden entre lo trivial y ordinario y los instantes brillantes que hacen que uno sonría de vez en cuando. Y creo que cada día sigo recuperándome más a mí mismo, cuando logro darme cuenta del estado de las cosas y respirar con tranquilidad. Aun me falta un poco más para volver a ver la luz de cada momento, para encontrar el brillo incluso de las cosas más triviales. Sin embargo, creo que voy por buen rumbo y los días de tropiezos como el martes son sólo una etapa más en este camino. Sé que no siempre voy a tener semanas como ésta, pero después de tanto pensar, reconozco que en los días ordinarios también sale el sol, y a veces son sólo el instante previo al día donde la vida en verdad te sonríe abiertamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

chale mal pedo, yo tengo excusa para no haber estado pero esos gueyes no¡¡¡ jajajajaj aun recuerdo el video de los pitufos jajaja¡¡¡