martes, 11 de diciembre de 2007

Talking Heads 1

Mi banda favorita es Talking Heads. Me gusta la música y por supuesto las letras. Me gustó leer a Jerry Harrison (guitarrista, tecladista, segunda voz) cuando dijo que siempre ha pensado que si conociera más a fondo a cualquier fan del grupo, seguro se harían amigos. Sí, creo que somos pocos, especiales y diferentes. ¡Qué mamón, verdad? Pero es cierto. Conozco personas a las que les gustan un par de canciones, pero hasta la fecha no conozco a alguien que, como yo, diga que Talking Heads es su banda favorita. Debe haberlos, lo sé, pero no hemos coincidido. De coincidir, seguramente no haríamos buenos amigos.
Alguna vez hace muchos años, mientras paseaba con un amigo por los pasillos de una tienda de discos, escuché a una chica preguntar “¿Dónde encuentro discos de Talking Heads?”. Inmediatamente volví la mirada. Creo que aun recuerdo sus ojos nocturnos, el cabello negro de tinte, ondulado y suelto, un cutis con ligeras imperfecciones, la ropa negra y ella toda, en conjunto, bella.

La vi...

La seguí viendo... Pensé que si no conocía a Talking Heads yo podría recomendarle algún disco, hablarle de las canciones, de la historia de la banda, cuidando mucho el no parecer mamón y pretencioso. Pensé también que si ella conocía a la banda, podríamos tener una agradable plática, conocernos y hacernos amigos, de entrada. (Nunca pensé, hasta este momento en que escribo, que quizás buscaba un cd para regalarlo a alguien y no por interés propio)
La seguí viendo. Y me repetía “Es hermosa y preguntó por Talking Heads, es hermosa y preguntó por Talking Heads...”.
En verdad estaba impactado. Podía tratarse de la chica de mis sueños. Sin embargo, en esa época yo era muy tímido. Esa fue, en parte, la razón por la cual sólo la vi; y la seguí viendo tratando de grabarme su rostro que hoy no sé si es el mismo o es media invención mía; y la seguí viendo repitiéndome las posibilidades, las historias que podrían suceder si tan sólo le dijera “hola”; y la seguí viendo tratando de memorizar su voz, un tanto grave, y la seguí viendo aun cuando frente a mis ojos ya no estaba ella, sino la muchas personas en el centro comercial y yo le contaba a Paco que había visto a una chica en la tienda de discos... y él preguntó, por no dejar: "¿Por qué no le hablaste?".
Hoy puedo decir que fue timidez. Antes decía que no hubiera sabido qué decir, que iba con su hermana menor y muchos pretextos más. Creo que fue un pedazo de timidez y un pedazo el querer guardarme las posibilidades, que lucían perfectas y podían cambiar en la realidad. Eso es lo más cerca que he estado de conocer a alguien que al menos tenga interés en Talking Heads. Aunque probablemente fue más fantasía mía porque, como dije, nunca contemplé la posibilidad de que el CD no fuera para ella. En fin, no sé por qué mi memoria trajo esto al blog. Yo quería escribir otra cosa, pero lo dejaré para una próxima ocasión.

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