martes, 19 de mayo de 2009

...

Yo no sé si me he vuelto cínico o amargado. Hoy, hace apenas unos minutos, por curiosidad malsana, por cierto morbo, abrí un correo que algún desconocido me mandó sobe un encuentro de estudiantes anticapitalistas. Vinculados, al menos en cuanto al espacio físico del encuentro, con las "organizaciones" que mantienen tomado el Auditorio Che Guevara, de la Facultad de Filosofía y Letras, mismos que entienden por "anticapitalismo" no producir mercancías, de inicio me hace dudar sobre la profundidad del análisis que pueda darse. Además, las frases que leí me parecieron ya rayando en el límite de lo ridículo y sobrepasando la línea de lo anacrónico. Podría continuar, pero no vale la pena, por un lado hablar mal de nadie, por otro darles más espacio del que merecen.
La verdad es que ya no creo en las variantes de izquierda en este país, no al menos en la que circula por la Universidad del otro lado de las aulas, ni aquella que piensa que entrar al juego político es ceñirse a las reglas no escritas que han forjado la política mexicana con un estilo casi feudal, por hallar un símil bastante facilón. Y en estos casos no me siento mal, no pienso "al menos ellos hacen algo", porque sé lo que "hacen".
Este mundo ha cambiado mucho, para mal, desde que hubieron movimientos sociales en la segunda mitad del siglo pasado. Y lo que es más preocupante es que las supuestas organizaciones que pugnan por un cambio parecen ciegas ante dicha evidencia y siguen planteando las mismas respuestas para circunstancias diferentes (cosa por demás sabida, ya incluso un lugar común).
Hoy estoy de humor azul tirando a gris, con destellos oscuros de negro impoluto. Me anima el cielo cargado de la ciudad, la amenaza de una lluvia calmada y constante, pero eso es sólo un respiro a la muerte lenta de los últimos días. Leer esa clase de correos, darme cuenta que las cosas no han cambiado desde que estuve en la Facultad para mi primera carrera, saber que no sólo las frases y actos vacíos e inútiles, sino que incluso algunas personas son las mismas, permanecen, no me habla de una consistencia ideológica, de congruencia en la praxis política, sino de cierta merma intelectual que aqueja a esta sociedad.
Yo sigo aquí, en mi trinchera personal, también un poco o un mucho perdido. Por lo general compartiría una canción que fuera con mi estado de ánimo, pero hoy quiero probar algo diferente y poner el video de una canción que escuché mucho hace una semana, cuando la sonrisa me visitó más frecuentemente (seguro anuncio de la inevitable caída) y sin sus amigos: ironía y desengaño. En fin, queda mucha vida y muchas respuestas que obtener, mientras tanto disfrutaré este clima que me encanta, las labores que me gustan y la promesa de una tarde con mi novia y un buen libro (perdón, uno entretenido, pero no profundo).
Carpe diem

1 comentario:

Iván *El Gato Azulgrana. dijo...

Algo parecido pensé al leer quienes convocan a tan glamoroso encuentro.
A veces no sé si en realidad creen en lo que quieren hacer o sólo es la pose, a veces, sólo a veces casi me han engañado.