jueves, 6 de agosto de 2009

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Mi vocación autodestructiva sigue presente. Sé que estoy a dos palabras de que salga el malnacido, el hijo de puta para ser más preciso. Ese que lastima y se lastima, el que puede llevarse a gente por delante aunque a final de cuentas quien termina más dañado es él mismo, mi otro, es decir, yo.
Ahora sé que mi vocación siempre estará presente, pero creo que sé cómo sobrellevarla. Ha llegado el momento de hacer una pausa, de demostrar que a pesar de la terquedad puedo tener la paciencia de dejar las cosas en paz; quizá después de esto pueda decir por una vez que he crecido.
Llevo dos días más fuera de mí que de costumbre. Sin embargo, la fatalidad sirve para dormir temprano. Dormir temprano no sé para qué sirva, pero al menos a mi ánimo no se agrega el desvelo, al menos no el físico.
Anoche decidí poner una canción y repetirla hasta quedar dormido. Es una canción que casi no he compartido con amigos, pero aprovecho este espacio y esta coyuntura para hacerlo. La montaña, de Javier Batiz, siempre ha sido una buena compañía en días aciagos.

3 comentarios:

Iván *El Gato Azulgrana. dijo...

Qué te digo. Mejor digámonos.

Sobre el video: Liran'roll hizo su versión a esta canción de Bátiz, me gusta más. Luego te presto el disco. Aunque en realidad me gustaría que un día fueras conmigo a una tocada urbanícola, de esas con botellazos incluidos.
Hay una el domingo, tu dices......

JJ dijo...

Lo sé, de hecho iba a poner un vídeo de Liran'roll, pero preferí al autor de la canción...
La tocada urbanícola tenemos que programarla bien, ya te lo he dicho...
Un abrazo

Iván *El Gato Azulgrana. dijo...

Si lo piensas demasiado no irás, eso es así, en caliente, a la aventura.