jueves, 13 de octubre de 2011

He dedicado la mañana a escuchar a Chet Baker. Ahora he puesto a Elvis Costello. En unas horas pienso hacerme de un libro de Onetti (lectura postergada desde años más amables, quizá más amables). Es un día, un jueves no cobarde, para hablar de la melancolía y de la derrota. Sin apologías, porque desde hace varios años las apologías en este mundo son meras muestras de autocomplacencia barata.





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