jueves, 15 de septiembre de 2011

Tengo varias ideas circulando por mi mente. Se alternan sin orden, simplemente se suceden...

1. ¿Por qué una persona insiste cuando alguien hace más que evidente que no quiere tener contacto? Yo aprendí de manera dura y dolorosa con un par de ex novias. Nada grato, pero creo que ahora sé reconocer cuando alguien no quiere saber nada de mí, así sea únicamente por cinco minutos. Es más, puede ser que ahora exagere y de ahí que mi misantropía sea cada vez más acendrada. Cuando he estado en el otro lado de esa situación siempre he tratado de ser amable, hasta el grado máximo de amabilidad que las circunstancias lo permiten. Pocas o ninguna vez he obtenido buenos resultados. ¿Por qué me cuesta tanto trabajo? Porque conozco ambos lados, y sé que en el reverso de por sí uno se siente mal y la otra persona no necesita, además de todo, una grosería de mi parte. "Don't be a dick!", dice Wil Wheaton, y creo que desde siempre he coincidido. Sin embargo, en ocasiones se necesita mucho acopio de paciencia.


2. Mi primera canción predilecta de Talking Heads fue "The Big Country"... Algo me sucedió. ¿¡Cómo coño he llegado a ser lo que soy!? ¿¡En qué triste momento me perdí y dejé de recordar el "No, siree"!?



3. Ayer hace nueve años me encontraba en el hospital. Pasé dos o tres noches ahí, a la espera de saber si mi madre había recuperado la conciencia. Recuerdo el frío. Recuerdo estar solo. Recuerdo los estallidos de palomas en algún lugar; el ruido; la gente estaba de fiesta: ¡Viva la independencia! Recuerdo haberme quedado sólo en la sala de espera de urgencias (¡sí, por poco probable, sucedió!), hacia las dos de la mañana del 16. Recuerdo un joven que llegó sangrando y nadie lo atendió. Recuerdo que no asistí a mi excursión de fotografía. Recuerdo que mamá sobrevivió. Recuerdo que algo en mí cambió. No recuerdo más.

4. Las palabras son insuficientes ante la evidencia de los actos.

5. Después de los días en el hospital, la que entonces era mi novia demostraría toda la estupidez de la que podía ser capaz (supongo). Recuerdo un viernes en que me sentía lo suficientemente mal y aún así le expliqué que los actos de mis padres no necesariamente me definían para repetirlos, antes bien para evitarlos. Ella ya no sabrá que mis palabras hasta hoy se evidencian con actos. La respuesta era un poco de azúcar al caer la tarde.

6. Recuerdo unas palabras de Vonnegut, en su novela Dios le bendiga Mr. Rosewater: "Los hijos de suicidas suelen pensar en matarse al caer la tarde, cuando la sangre está falta de azúcar", "Los hijos de suicidas no suelen triunfar. Generalmente encuentran algo a faltar en la vida".


7. ¿Alguien podrá comprenderlo algún día? Un poco de azúcar al caer la tarde.

8. Ayer fue 14 de septiembre y también algo cambió. No puedo precisar qué, pero siento una ausencia...

9. Nació el hijo de un gran amigo. Por cada muerte puede haber más de un nacimiento. La vida, como siempre, no es tan mala como siempre.

10. Encontré un tema más afortunado para una posible escritura y no había podido compartir esa felicidad chiquita con nadie. Quizá era mejor callar, porque probablemente fracasaré. Generalmente encuentro algo a faltar en la vida... 

11. Una de las canciones favoritas de mamá.



No hay comentarios: