martes, 30 de junio de 2009

Un pueblo al sur de Estados Unidos

Justo cuando el olvido hace pensar que las dictaduras y golpes militares están fuera de la órbita de las cosas posibles, nuevamente en la doliente América latina los hechos demuestran la falsedad del término imposible. Para no olvidar deberíamos leer un par de libros (y no necesariamente con las venas abiertas), acudir a hemerotecas y sacar los tomos de hace no tanto, acaso 20 años.
¿Por qué Honduras? ¿Era sólo una cosa de impedir el voto y la opinión de la gente? ¿O acaso se apela a la tradición maldita de la geopolítica en un país cuya ubicación resulta estratégica y trascendente para una desgraciada y debilitada potencia, mucho más ahora, en esta época donde ha visto que su influencia en la zona escasea cada vez más? Desde hace años Sudamérica ha venido dar el ejemplo de que sí se pueden seguir otras alternativas a los modelos ya un tanto anacrónicos, y América central parece hacer lo propio, apenas a principio de año el FLMN llegó al poder en El Salvador (habrá que ver qué sucede). Ahora Honduras...
Por lo pronto, este domingo habrá votaciones en México. Pero acá no hay de qué preocuparse, las cosas son claras en este pueblo cegatón y olvidadizo, donde la izquierda regentea entre escándalos, acuerdos económicos y actricillas de poca categoría, y donde la derecha sigue las lecciones del viejo testamento y los periódicos amarillistas: sangre y nada más. Acá las cosas no van a cambiar, eso es seguro. Acá incluso los que reprobamos el golpe en Honduras lo hacemos muy acomodados o haciendo de las palabras sólo mención y nunca acción o llevando la acción sin perspectiva histórica y con un análisis y una crítica cada vez más pobres. En fin... 

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